Delivery de corderos vivos en Villa Devoto

No hace falta irse con el túnel del tiempo muchos años atrás. Tan solo a unos 40 o 50 años en el pasado era mucho más difícil desentenderse del origen de aquello que comíamos. Desde la existencia del gallinero en los fondos , la cría de chanchos y corderos en cualquier chacra, o el conocimiento de de qué se trata un ternero mamón, hacía que uno reconociera aquello que le llevaban a la mesa.
Hoy comemos sin problemas (salvo los veganos) un corte del mejor lomo de ternera sin visualizar al propio bicho, Los chicos comen las hamburguesas por la Cajita Feliz mientras uno trata de que nunca se enteren de dónde se saca la materia prima.
Morcillas, chinchulines, criadillas, chorizos, salames, etc. etc. son consumidos gracias al desconocimiento general o el uso de una memoria selectiva que se bloquea a la hora de manducar.
Sin llegar al extremo de tener que vivir en el campo, los suburbios de las grandes ciudades argentinas contaban con negocios tales como el de granja. Vecinos que vendían carbón para el asado, kerosene para las estufas, huevos , pollos y gallinas. Claro que éstos últimos estaban vivos hasta el momento de la compra asegurando la frescura del producto. 


Si usted era medio delicado y no se animaba a cortarle el pescuezo a su gallina mientras la observaba correr sin cabeza hasta caer muerta, o dudaba a la hora de torcerle el pescuezo, o era delicado a la hora de desplumarla y evicerarla, el encargado de esos ramos generales barriales lo hacía todo por usted. Incluso si compraba un gallo viejo, él lo pondría cabeza abajo, aún vivo, para que muriese de a poco para mantener la carne lo más tierna posible.


Pero lo que me ha hecho recordar todo esto de aquél pasado donde en algunos lugares se dispensaba la leche a pie de una vaca que se caminaba todo el pueblo, es una foto del Archivo General de La Nación donde se muestra la querida Villa Devoto allá por el año 1938 y en medio de la calle una manada de corderos puestos a la venta en pie.


El delívery de corderos a domicilio es una de aquellas particularidades que se me habían pasado por alto, así que hoy le doy su merecido espacio, foto por medio, para que recordemos un Buenos Aires que muchos no hemos vivido.

Taluego.

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