En varias oportunidades me encontré en ese incómodo estado en donde la mala información termina marcándome con etiquetas que no me pertenecen. Es que cuando digo que soy agnóstico la gente hace un borrón inmediato y suple su falta de entendimiento por un dato mucho más publicitado :
Escucha agnóstico y entiende ateo.
Y es comprensible ya que el término fue acuñado recién en el siglo XIX ante la necesidad de ponerle nombre a una posición filosófica resultado de la era del conocimiento y la ciencia. Recién en 1869 el biólogo británico Thomas Henry Huxley acuñó la palabra agnóstico. Pero sólo la palabra , el concepto tiene antecedentes en algunos pensadores y obras de la antigüedad que ya habían promovido puntos de vista agnósticos sin llamarlos como tales, incluido el agnosticismo de Sanyaia Belatthaputta (filósofo indio del siglo V a. C.) respecto de la existencia de cualquier forma de vida más allá de la muerte, el de Protágoras (filósofo griego del siglo V a. C.) sobre los dioses y el del «Himno de la creación», parte del texto sagrado indio Rig-veda (uno de los textos conocidos más antiguos, compuesto probablemente entre 1500–1200 a. C.), acerca del origen del universo.
Y es que el ser agnóstico no indica que no se tenga una fe. Principalmente porque el agnosticismo es un método, no un credo. Se trata de no pertenecer a ninguna religión porque ninguna responde seriamente las preguntas fundamentales con método científico. Al agnóstico le encantaría que alguien le demuestre que existe un Dios, pero ante la imposibilidad, se contenta con estudiar las religiones existentes, tomar sus principios positivos como reglas de vida (la gran mayoría ya forman parte de los códigos penales) y seguir de largo sin abrazar ninguna por entender que se trata de simples ilusiones de las atribuladas mentes mortales.
Como dije y remarco, el agnosticismo, no es un credo, sino un método, cuya esencia radica en la rigurosa aplicación de principios muy cercanos a los de la ciencia. "Sigue a tu razón tan lejos como ella te lleve, sin tener en cuenta ninguna otra consideración, y en cuestiones del intelecto no pretendas que son ciertas las conclusiones que no han sido demostradas o no sean demostrables".
De tal forma el agnóstico sostiene posiciones que chocan con la Fe de múltiples religiones a pesar de dejar la puerta abierta y, en cierto sentido, tiene fé (esperanza no religiosa) en que algún día pueda resolverse la existencia o inexistencia de alguna deidad.
En pleno siglo XXI aún existen religiones que mantienen la configuración "Pastor / Rebaño" algo que históricamente cumplía al menos dos necesidades sociales en épocas donde no existía la ilustración y la población era mayoritariamente ignorante. Templos cubiertos de imágenes y pastores dictando las normas morales que debían ser respetadas por el pueblo para convivir saludablemente, se complementaban con la función de apoyo en un ser superior que cumplía las veces de psicólogo del pobre e ignorante. Así la solución de todos los problemas se dejaban a la voluntad de un ser todopoderoso y las culpas se expiaban con pequeñas muestras de sumisión y actos de constricción.
Pero aquellos que aplicaban un método más independiente o menos sumiso, hacían uso del libre albedrío cuestionando aquello que no tenía comprobación evidente. Existe Dios ? No lo sé, pero seguramente algo creó nuestro entorno y a nosotros mismos. Puedo demostrarlo ? No, no estoy en condiciones de hacerlo, no cuento con los conocimientos necesarios y la tarea me supera, por lo tanto no puedo asegurar ni rechazar la existencia de una entidad superior y quedo a la espera que se pueda demostrar uno u otro resultado.
El creyente por el contrario prefiere ser acogido en un grupo religioso para sentirse protegido y parte de algo numéricamente superior. Cada religión dice de sí misma que es la única y verdadera denostando a las demás. Sólo el agnosticismo las mira, las estudia y permanece a la espera, con fe de que algún día se sabrá la verdad aunque la posibilidad sea casi nula. Mientras tanto se alejará de Pastores, Curas y Chamanes que explotan las necesidades creadas por la debilidad de la mente humana.
En el siglo XXI la razón debe primar. En plena era de la ciencia, la Fé es parte del cotilleo de las señoras aburridas que prefieren decir "Dios así lo quiso" a aceptar el problema de manera terrenal.
Según Wikipedia los agnósticos vienen en diferentes tipos y tamaños. A saber:
No cree en la existencia de ninguna deidad, pero no afirma saber que existe alguna deidad o no.
No afirma conocer la existencia de una deidad, pero aun así cree en ella.
Agnosticismo apático o pragmático
No existen pruebas de la existencia o inexistencia de deidad alguna, pero debido a que cualquier deidad que pudiese existir parece indiferente respecto al universo o el bienestar de sus habitantes, la pregunta es esencialmente académica. Por lo tanto, su existencia tiene poco o ningún impacto en los asuntos humanos y debiese ser de igual interés teológico
Agnosticismo fuerte (también llamado agnosticismo «estricto», «cerrado» o «permanente»)La pregunta de la existencia o inexistencia de una deidad o deidades y la naturaleza última de la realidad son incognoscibles a causa de nuestra incapacidad natural de no poder comprobar una experiencia sino con otra experiencia subjetiva. Un agnóstico fuerte dirá «No puedo saber si una deidad existe o no y tú tampoco».
Agnosticismo débil (también llamado agnosticismo «empírico», «abierto» o «temporal»)La existencia o la inexistencia de cualquier deidad está actualmente más allá del conocimiento, pero no es necesariamente incognoscible; por lo tanto, suspenderá el juicio hasta que la prueba, si existe, se haga disponible. Un agnóstico débil dirá «No sé si existen deidades o no pero quizás algún día, si hay evidencias, podamos descubrir algo».
Casi como un apolítico, el agnóstimo observa, vive y piensa sin atarse a la afiliación de un partido político o en este caso a una religión.
Pero espera lo mejor.
Taluego
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