La indiferencia emocional

Seguramente alguna vez has escuchado que una persona se deprime hasta la locura o comete suicidio por razones amorosas. Otras veces has escuchado que quienes habían estado unidos por el afecto de pronto no quieren ni siquiera hablarse. Has visto muros de Facebook llenos de mensajes de alguien que no es correspondido o has mandado innumerables mensajes de texto a alguien que ya no te responde.

En todos esos casos posiblemente estés en presencia de las consecuencias de una actitud pasivo-agresiva que da en llamarse "Indiferencia emocional" que todos hemos sufrido alguna vez en la vida y a la que respondemos de maneras distintas.

Este maltrato emocional supone no proveer cuidados de una manera sensible y se manifiesta mostrándose no involucrado e indiferente para con la víctima, no interactuando cuando es necesario e ignorando las necesidades mentales y emocionales de la persona. 

No se trata para nada del tratamiento del silencio que puede ser brindado a alguien como castigo a un mal comportamiento. No se trata de algo que uno haga de manera intencional. Simplemente no le importa.

El maltrato emocional no deja huellas ni moretones, este tipo de maltrato no se ve, pero lamentablemente se siente, y las huellas que deja en nuestro interior son tan profundas que sólo con mucho esfuerzo y valentía logramos borrarlas.

Las redes sociales juegan un rol muy importante en la proliferación de éstos comportamientos. Algunas veces se traduce en quienes no responden tus comentarios, otras en que te borren de algunos círculos y siempre te quedará la duda de si se trata de algo intencional o simplemente es falta de interés en interactuar en las redes.

Con el tiempo comparas el mismo comportamiento con otras personas y si se demuestra que tú eres el único ignorado puedes entrar en estado de pánico o en un loop interminable de preguntas que no puedes abandonar, justamente porque la otra persona no dá justificaciones ni respuestas. Simplemente te ignora.


“A veces, la indiferencia y la frialdad hacen más daño que una aversión declarada”. Es que no hay nada más desconcertante y dañino que sentir un vacío emocional de parte de personas que nos resultan importantes. Tampoco es casualidad que la indiferencia emocional esté catalogada como una de las formas de violencia encubiertas y sea penalizada por la ley.

Es que por lo general aunque tengamos bajas expectativas sobre el comportamiento afectivo de los demás, siempre esperamos que las personas que nos rodean reaccionen de alguna forma ante nuestras necesidades y emociones. Cuando no obtenemos una respuesta, nos sentimos desconcertados e intranquilos. La inacción y la indiferencia nos afectan porque desestructuran nuestra manera de comprender el mundo y las relaciones sociales, lo cual nos genera incertidumbre y desasosiego.

Cuando otra persona nos pasa por alto, no logamos comprender qué piensan de nosotros y tampoco sabemos cómo reaccionar. Debemos recordar que en la infancia, creamos nuestra autoimagen en base a la imagen que los demás tienen de nosotros, por lo que si sólo obtenemos como respuesta la indiferencia, es probable que nos sintamos muy inseguros.


En realidad, la indiferencia no es simplemente ausencia de respuesta, la indiferencia también transmite un mensaje agresivo cercano al bullying que nos indica que somos "demasiado poco" como para generar una reacción intensa en los demás. Obviamente, cuando esta situación se repite a lo largo de los años, suele repercutir en nuestra autoestima, haciendo que la vayamos menoscabando.

Tener que imaginar o decodificar en todo momento lo que la otra persona siente o piensa es muy desgastante. Es mucho más fácil saber que una persona reacciona de manera agresiva ante determinados comportamientos y que brinda afecto en ciertas circunstancias. La indiferencia nos obliga a buscar continuamente respuestas y ese proceso puede ser muy agotador, mucho más que lidiar con alguien permanentemente enojado o deprimido.

La indiferencia representa el vacío por lo que no es extraño que provoque una profunda sensación de soledad, sobre todo si proviene de figuras que deberían dedicarnos cariño, como pueden ser los padres, los hermanos, los hijos o la pareja. Y la soledad, como sabemos, es el preludio de múltiples problemas de todo tipo.


Las personas que se muestran indiferentes lo hacen porque a su vez, alguien lo ha sido con ellas. La indiferencia es la única manera que conocen para relacionarse . O puede que se comporten de esta manera porque temen implicarse demasiado emocionalmente y salir heridas. Si se trata de alguien realmente importante y significativo para nosotros, podemos esforzarnos por conocerlo mejor y poner en práctica comportamientos que hagan resonancia con su sistema emocional.

Pero todo debe tener un límite para no convertirse en una situación destructiva dónde uno hace reiterados e infructuosos esfuerzos chocando contra una pared emocional. La del otro.

En la mayoría de los casos, luego de intentar mejorar el contacto, la mejor estrategia consiste en establecer una distancia de seguridad y rodearse de personas positivas que realmente te valoren por tus cualidades y te hagan sentir bien. Uno no puede elegir a su familia ni saber quién puede llegar a hacerle daño. Lo importante es no empoderarlos, es decir, no olvidar que solo tú tienes el poder para darles poder sobre ti. Y a veces es mejor retacearlo.


Taluego

Fuente de consulta (no responsable de todo este texto): http://www.rinconpsicologia.com/2014/09/las-terribles-consecuencias-de-la.html y Wikipedia

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