La vida suele estar tapizada de tramperas para pajaritos.
El hombre de ventas elabora sus mentiras con la esperanza de que su colega de servicios técnicos encuentre las soluciones a los problemas que él ha creado para lograr el negocio. Sabe que el otro es experto en encontrar soluciones tangibles y asà generar la confianza en sus actos y se aprovecha para atraparlo en esa debilidad o fortaleza.
El polÃtico y el obrero, el director de hospital y el médico, los generadores de problemas en oposición a los que quieren solucionarlos.
La dualidad de la vida personificada en sus más simples actores.
Tal vez por eso el director del hospital no estaba en aquella terraza mirando desde un décimo piso el estacionamiento plagado de autos y MatÃas si.
-Es un mambo amigo, un mambo...-parecÃa susurrar la figura de pijama a rayas parada sobre la cornisa- Ella me dijo que podÃa y no, no puedo amigo. No puedo. Me pican los sesos.
MatÃas lo escuchaba a unos seguros tres metros de distancia sobre la terraza. Apenas percibÃa lo que el hombre le decÃa, pero interpretaba que como en el tango de Discépolo, el problema radicaba en la certeza de que "ni el tiro del final te va a salir".
El pobre hombre no le era desconocido, desde hacÃa cerca de seis meses mantenÃan una relación enfermero-paciente y nunca habÃa demostrado una mejora en su condición mental.
Lo habÃan bautizado "Mambo" por que parecÃa que era lo que tenÃa permanentemente en la cabeza.
Mambo en realidad se llamaba Gresak de apellido y según los registros del hospital su nombre podÃa ser Alfredo o Gastón, nadie estaba seguro.
Desde que habÃa llegado para ser tratado por un problema gastrointestinal se habÃan tomado todas las precauciones indicadas por el hospital neuropsiquiátrico que lo habÃa derivado, pero nadie habÃa previsto ésto.
El pobre hombre no le era desconocido, desde hacÃa cerca de seis meses mantenÃan una relación enfermero-paciente y nunca habÃa demostrado una mejora en su condición mental.
Lo habÃan bautizado "Mambo" por que parecÃa que era lo que tenÃa permanentemente en la cabeza.
Mambo en realidad se llamaba Gresak de apellido y según los registros del hospital su nombre podÃa ser Alfredo o Gastón, nadie estaba seguro.
Desde que habÃa llegado para ser tratado por un problema gastrointestinal se habÃan tomado todas las precauciones indicadas por el hospital neuropsiquiátrico que lo habÃa derivado, pero nadie habÃa previsto ésto.
Para todos era un paciente modelo que se deleitaba con la observación de los gorriones. Ellos eran su verdadera pasión y tenÃa cierto convencimiento de que uno de ellos serÃa el mensajero que le comunicarÃa la respuesta a todas sus preguntas liberándolo de ese ciclo sin fin en que se habÃa convertido su mente.
-Ella me dijo que podÃa hablar con el Barba, que él me darÃa un momento y hablarÃa conmigo. Me dijo que en un gorrión, no un hornero, ni un venteveo, un gorrión amigo, un gorrión con la respuesta al verde pensar que tengo y no puedo pasar amigo. Yo le dije que me canso mucho, le dije amigo que tengo un click en el bolsillo y uno con lamparitas en la cabeza, que viene y va de rojo al azul. Con el azul amigo, con el azul me tildo como un flipper, pero con el verde, no, con el rojo, me pongo posta re blando y me callo amigo, me da por dormir y tengo los sueños en que viene el gorrión y me dice amigo, me dice que todo va a salir bien si tengo el click en el bolsillo...-
Matias no sabia si debÃa interrumpirlo o no, en realidad no tenÃa especial entrenamiento en el trato con enfermos mentales y como siempre hacÃa lo que podÃa o lo que la lógica le indicaba. Se acercó a tan solo un metro o dos para poder oÃrlo, mientras el resto del personal parecÃa adherido a todos y cada uno de sus móviles llamando a cuanto servicio de emergencias podÃan localizar.
-Del cuartel dicen que tardan veinte minutos Mati. ¿Podés entretenerlo?
-Y...trato..., no sé...
-Del cuartel dicen que tardan veinte minutos Mati. ¿Podés entretenerlo?
-Y...trato..., no sé...
El fútbol siempre habÃa sido un nexo que era de utilidad entre enfermeros y pacientes de todo tipo, pero Mambo Gresak no era aficionado a ningún deporte.
-Mambo, ¿por qué no me contás mejor qué es lo que te molesta hoy? decime, la Tota te volvió a molestar?
ParecÃa que Mambo no escuchaba, pero simplemente no estaba interesado en lo que los demás querÃan saber esa mañana sobre él.
-La Tota? no, el boludo ese no amigo, el click me vuelve loco y ya no veo los colores para saber si tengo que hacerlo o no. No me para el bocho , sabés? no para y eso me jode. Tengo que apagarme como pueda ni rojo ni azul amigo, no hay nada que me pare, ni las pastillas.-
MatÃas sabÃa que el hospital ya no contaba con los suministros necesarios para ese tipo de tratamiento y que estaban usando medicamentos genéricos fabricados en firmas del ministro de salud. Casi ninguno tenÃa efecto, pero las remesas de dinero desaparecÃan como agua entre los dedos y las pastillas que Mambo habÃa traÃdo desde el loquero ya se habÃan terminado.
-Me dicen que un gorrión estuvo preguntando por vos en la sala. DecÃa que tenÃa un mensaje privado y que sólo te lo podÃa contar a vos...- intentó MatÃas.
Mambo, giró la cabeza con curiosidad y le preguntó secamente.
-¿Qué rango tenÃa el gorrión?-
-¿Cómo qué rango?- respondió MatÃas.
-Si, la mancha del pecho de los gorriones te dan el rango. El capitán tiene dos rayas en el pecho de color oscuro, no el general, eso; el general, los sargentos una sola y los soldados nada, son muy chiquitos para pelear. Tiene que ser un capitán general amigo, sino el Barba no me manda mensajes con soldados, Asà que , ¿qué era?, mirá que si me mentÃs voy a saberlo porque si no era capitán seguro es mentira...
-Capitán era, con dos rayas en el pecho...-
-General, ah, entonces es verdad- susurró mientras procesaba la idea.- Son lindos bichos, pero un poco mandones...-
-Mambo, tenés que venir conmigo a hablar con el mensajero, dále, dame la mano que te ayudo y nos vamos para la sala donde te está esperando.-
Las palabras como siempre suelen ser las peores herramientas para convencer a los humanos y Mambo despertó de su letargo momentáneo.
-No, tengo que hacerlo. Seguro que te confundiste vos y no es un gorrión autorizado. El click, amigo, el click que pasa de rojo a azul y yo le hago caso a ella. Decile al gorrión ése que venga a hablar conmigo acá si se anima, que yo lo espero. Mirá, ¿no será ese? si para mà que es ese...
Las quince personas que estaban detrás de MatÃas esperaban que el enfermero pudiera convencer a Mambo de alejarse de esa cornisa. Comenzaron a hacerle sugerencias, a alentarlo para que tome la iniciativa y con una muestra de su arrojo y valentÃa salve esa vida que se quiere escapar por el vacÃo.
Dos o tres de los residentes de primer año ya estaban grabando en su móviles el acto de arrojo y con sus palabras intentaban hacer que Matias resolviera el conflicto antes que la baterÃa o la memoria del celular llegaran a su fin.
-Che MatÃas dejáte de chamuyartelo que parece que te lo querés levantar para llevarlo al telo...- le decÃan entre risotadas.
Otros dos comentaban:
-No será el alienÃgena de K-Pax ?
-No boludo, es el de "Hombre Mirando al Sudeste"
-Pero ese no tenÃa gorriones...
-No pelotudo, prestá atención, los gorriones eran de otro interno, no del alienÃgena ...
-Tenés razón, es el de K-Pax...pero no el principal, ese de anteojos de sol, el otro, el actor secundario que se quedaba en la ventana con la vista perdida...
-Ése...si,ése...¿no te decÃa yo?
-Che MatÃas dejáte de chamuyartelo que parece que te lo querés levantar para llevarlo al telo...- le decÃan entre risotadas.
Otros dos comentaban:
-No será el alienÃgena de K-Pax ?
-No boludo, es el de "Hombre Mirando al Sudeste"
-Pero ese no tenÃa gorriones...
-No pelotudo, prestá atención, los gorriones eran de otro interno, no del alienÃgena ...
-Tenés razón, es el de K-Pax...pero no el principal, ese de anteojos de sol, el otro, el actor secundario que se quedaba en la ventana con la vista perdida...
-Ése...si,ése...¿no te decÃa yo?
MatÃas pensó que si conseguÃa tomarlo de la mano lograrÃa atraerlo hacia la terraza.
-Mambo, ese no es, venÃ, dame la mano que te llevo a la sala, Allá está el gorrión con el mensaje y vas a ver que te soluciona el tema del click y el rojo y el azul, todo junto.
Mambo extendió su mano casi inmediatamente y con una mirada que parecÃa decir "estaba esperando que me dijeras eso" tomó la mano de MatÃas ante el asombro de sus camaradas que ya soñaban con subir el video a YouTube o mandarlo al canal de noticias.
-Ella me dijo que podÃa amigo, que lo iba a lograr cuando alguien tratara de ayudarme, que harÃa el click y todo pasarÃa de azul a rojo amigo.
Y previsiblemente se arrojó al vacÃo.
MatÃas habÃa sobrevalorado sus propias fuerzas. Pensó que podrÃa sostener un peso muerto de ochenta kilos simplemente echándose hacia atrás y trabando la pierna derecha contra el borde de la cornisa. Que tal vez sus amigos dejarÃan a un lado sus celulares y le darÃan una mano.
Se equivocó en todo.
La angustia del descubrimiento de ese error de cálculo le tomó el pecho por asalto oprimiéndolo con una angustia que nunca habÃa experimentado hasta esa primera y última vez. Un grito sordo delató su arrepentimiento tardÃo mientras la mano férrea de Mambo se negaba a abandonarlo. Un escalofrÃo vertiginoso recorrió finalmente su espalda.
MatÃas habÃa sobrevalorado sus propias fuerzas. Pensó que podrÃa sostener un peso muerto de ochenta kilos simplemente echándose hacia atrás y trabando la pierna derecha contra el borde de la cornisa. Que tal vez sus amigos dejarÃan a un lado sus celulares y le darÃan una mano.
Se equivocó en todo.
La angustia del descubrimiento de ese error de cálculo le tomó el pecho por asalto oprimiéndolo con una angustia que nunca habÃa experimentado hasta esa primera y última vez. Un grito sordo delató su arrepentimiento tardÃo mientras la mano férrea de Mambo se negaba a abandonarlo. Un escalofrÃo vertiginoso recorrió finalmente su espalda.
El pederasta utiliza un chupetÃn para atrapar al infante. Sabe que la golosina será el cebo irresistible para la pobre criatura.
La niña hecha mujer escota sus voluptuosidades y promete placer eterno al pobre imberbe que prueba el sexo por primera vez. Le pone nombre al niño y saca fecha con el Juez de Paz.
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El populista entrega dádivas pero nunca trabajo, para asà asegurarse el necesario número de pobres que lo vote en las próximas elecciones.
El esquizofrénico mantiene su calma y vulnerabilidad hasta que la presa se acerque lo suficiente e intente salvarlo.
Allà es cuando se dispara el cerrojo de la trampera para atrapar gorriones.
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Allà es cuando se dispara el cerrojo de la trampera para atrapar gorriones.

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