Artesanos en extinción

Las Ferias Artesanales están sufriendo una enfermedad mortal. Si usted visita aquellas de pequeños kioscos que se montan en las plazas al menos tendrá la confianza de que para poder abrir el localcito los inspectores de la municipalidad verifican que la mercadería sea fabricada por el titular del sitio. Es muy fácil, usted les muestra como hace y le dan un permiso renovable sin ningún otro impedimento.
Hace unos años usted podía encontrar artesanías realmente hermosas. 
Recuerdo por ejemplo en la Feria de Plaza Francia a un muchacho que hacía relojes de madera totalmente mecánicos con todas sus piezas en tan noble material y funcionando, en Plaza Belgrano había un artesano que diseñaba pequeños dinosaurios bebé que parecían vivos para sorpresa de Susana, en La Vuelta de Rocha creo que hay un hombre que cala monedas de todo el mundo generando llaveros más que hermosos. En Mataderos mates repujados a la vista o fileteado personalizado a pedido. 
Todos artesanos que uno reconoce por su labor y no duda ni un minuto en pagar su esfuerzo.
Sin embargo hay otro grupo de supuestas ferias de artesanos que han quedado en el limbo del pequeño empresario que nació de algún despido que traía aparejada una buena indemnización.
Supongo que las llaman Paseos Hippies porque en alguno de los kioscos permanentes siempre hay pipas, papel , picadoras y enrrolladoras para fabricar sus propios porros o manejar con maestría el arte del Canabis 


Así usted puede visitar el Paseo Aldea Hippie de Mar de Las Pampas o el Paseo de los Artesanos de Villa Gesell y encontrará que al igual que la feria de San Telmo han cambiado la artesanía por proveedores mayoristas que entregan los mismos productos a todos por igual. Algunos con un poco de vergüenza le agregan alguna pavadita para disimular, pero ya casi todo es producción industrial imitando artesanías. Incluso he detectado los famosos cuadros que venden los chinos en sus sucuchos y que uso para enmarcar mis pinturas.


No, es lamentable, pero las maravillas que me sorprendían por su originalidad, brillan por su ausencia y el paseo por un mercado de artesanos se ha convertido casi en un paseo de shopping donde lo único que falta es que inauguren un MacDonnals o un Starbucks para que no se note la diferencia.
Yo sigo guardando en secreto mi fórmula para fabricar relojes que atrasan el tiempo marcándolo hacia atrás. Es un secreto alemán que pretendo seguir guardando y así poder sorprender a algún visitante que llegue a mi kiosco en el mejor Mercado Artesanal y me descubra cada día más joven .
Ésa será mi mejor publicidad.

Taluego.

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