El correo Argentino y sus buzones

Claro, ahora uno pone lo que quiere, apreta la tecla "Enter" y su mensaje serĂ¡ enviado a los confines del Universo a costo cero. Pero en los inicios no era tan fĂ¡cil la cosa. En Buenos Aires, el correo "como la gente" reciĂ©n comenzĂ³ con los dos primeros administradores principales instalados por la corona española bajo el nombre de “Real Renta de Correos, Postas y Caminos en el RĂ­o de la Plata” y que fueron dos vecinos emparentados: Domingo de Basavilbaso y su hijo Manuelito, a quienes obviamente les debemos la organizaciĂ³n de los primeros servicios de correos y postas en el  antiguo Virreinato del Rio de la Plata. Menuda tarea si tenemos en cuenta que fue una sesiĂ³n de atribuciones que ostentaba el Correo Mayor de Indias y que se habĂ­a puesto en funcionamiento apenas pasados 22 años de la llegada de ColĂ³n. Claro, su utilidad iba de la mano de las necesidades que los conquistadores tenĂ­an para mantenerse en contacto durante sus fechorĂ­as y por ello enlazaba las por entonces plazas mĂ¡s importantes de la conquista, principalmente Chile y el alto PerĂº. El nombramiento de los Basavilbaso se debiĂ³ a que en 1747 el mismo don Domingo de Basavilbaso (1709-1775), hizo llegar al Correo Mayor en Lima, un proyecto para establecer servicios postales organizados entre ambas ciudades (Buenos Aires y Lima). Entusiasmados con la idea, el Correo Mayor de Indias, establece el 17 de junio de 1748, el inicio del Correo Fijo (regular) en el RĂ­o de la Plata con recorrido hasta Chile y el Alto PerĂº .
La historia se encargĂ³ de hacer la convocatoria y selecciĂ³n de personal para ocupar el cargo de primer cartero, Ă©ste fue un vecino de nombre Bruno RamĂ­rez , quiĂ©n tomĂ³ el puesto en Buenos Aires el 14 de septiembre del año 1771 y se lo considera el padre de los actuales carteros. Claro, hay que tener en cuenta que hasta mediados del siglo XVIII, la figura del cartero no existĂ­a y el servicio de correos en el RĂ­o de la Plata reciĂ©n comenzaba a organizarse. Sin embargo, en España ya se utilizaba personal para la distribuciĂ³n de la correspondencia desde la promulgaciĂ³n de las ordenanzas del año 1762. Y cuando Domingo de Basavilbaso asumiĂ³ la administraciĂ³n principal del correo, creyĂ³ necesario "para el mejor servicio del rey" establecer el cargo de cartero a fin de que no se atrasara la entrega de la correspondencia a sus destinatarios. Muchos años despuĂ©s, la fecha de nombramiento de Ramirez quedĂ³ instituida como el DĂ­a del Cartero (14 de septiembre ¿se acuerda? lo puse arriba). Es justo recordar que por la historia de una profesiĂ³n tan noble pasĂ³ Domingo French, quien tuviera una importante participaciĂ³n en nuestra RevoluciĂ³n de Mayo.
Durante ese mismo perĂ­odo revolucionario de mayo de 1810, el correo desempeĂ±Ă³ tambiĂ©n un papel imprescindible para el "nacimiento de la patria", llevando partes y Ă³rdenes de la Primera Junta, difundiendo bandos patriĂ³ticos con las ideas de mayo. En fin, toda la comunicaciĂ³n de "trinchera" que los revolucionarios consideraran necesaria.
Luego de ésto el primer administrador de correos nombrado por la Primera Junta de Mayo fue Don Melchor de Albín, apenas un mes después, ya siendo junio de 1810.
En 1826 el por entonces presidente de la RepĂºblica, don Bernardino Rivadavia, enviĂ³ al Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del RĂ­o de la Plata el proyecto de nacionalizaciĂ³n de correos. La consecuencia de esta histĂ³rica decisiĂ³n, que significĂ³ la emancipaciĂ³n de nuestras comunicaciones, se vio el 1° de julio de ese año cuando Rivadavia creĂ³ en Buenos Aires la DirecciĂ³n General de Correos, Postas y Caminos y nombrĂ³ como director a Juan Manuel de Luca, quien desempeĂ±Ă³ esa funciĂ³n por espacio de 32 años debido a que no se jubilaba porque la jubilaciĂ³n aĂºn no existĂ­a. 
Hasta ese momento quiĂ©n quisiera mandar una carta debĂ­a acercarse hasta las oficinas del Correo y despacharla en el mostrador, pero el sucesor de de Luca, el progresista Gervasio Antonio de Posadas, decidiĂ³ colocar los primeros buzones en Buenos Aires, reglamentĂ³ el servicio de carteros y redujo las tasas postales, entre otras cosas.
Primero fueron apenas seis buzones que se ubicaron en las plazas Lorea, Montserrat (hoy desaparecida), Del Parque (actual Lavalle), Del Temple (actual Suipacha), Miserere, y en el Paseo de Julio (actual Avenida Leandro N. Alem).
Ya en el año 1874 fue nombrado director general Eduardo Olivera, quien ejerciĂ³ el cargo hasta 1880 y perfeccionĂ³ lo hecho por Posadas. AumentĂ³ el nĂºmero de buzones y carteros, impulsĂ³ una ley y un reglamento nuevo, y el 7 de abril de 1876 fusionĂ³ la DirecciĂ³n de Correos con la de TelĂ©grafos.
En 1892 se instalaron los primeros y queridos buzones cilĂ­ndricos de hierro fundido, y en 1909 se colocaron buzones mĂ³viles en los tranvĂ­as. (Esa seguro no la conocĂ­a)
Ahora bien, me consta que en el pasado pudo ser un timo bastante generalizado, pero si hoy alguien se le acerca y le quiere "vender un buzĂ³n" compre amigo, compre, que estĂ¡ lleno de historia.

Taluego.

Fuente: Correo Argentino y Diego M. Zigiotto

12 comentarios:

  1. ¿dĂ³nde quedaron los filatelistas?, ¿quĂ© se puede coleccionar con los emailes y los sms?
    La nostalgia corroe los cimientos del ayer en pequeñas gotas oscuras de inundaciĂ³n memoriosa.

    Saludo

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  3. Don Juliano. ¿Sabe que casi casi me pongo a escribir algo al respecto pero me frenĂ©? No porque no fuera interesante, ni porque se hacĂ­a largo el post, no; porque me sirve para otra entrada mĂ¡s adelante.
    Me quedo con su frase:
    "La nostalgia corroe los cimientos del ayer en pequeñas gotas oscuras de inundaciĂ³n memoriosa."
    Ta gĂ¼ena, ta
    Un abrazo.

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  4. Mi papĂ  comprĂ² uno de esos buzones, en una chatarra. Lo pintĂ² otra vez, y lo tenìa en el fondo, para guardar leña!!

    Despuès se mudĂ², que lĂ stima.

    Buena reseña, Opin.

    Un abrazo.

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  5. Don Gaucho. Como usted dice, es una lĂ¡stima haber perdido esa pieza de colecciĂ³n. Al menos para mi entender. La mayorĂ­a eran traĂ­dos de Inglaterra al igual que las columnas de alumbrado y faroles de la ciudad.
    Un abrazo.

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  6. Amigo, como trabajador del correo español, le diré que esta entrada, este texto buzonado suyo, me ha llegado, tocado, zarandeado y bienhumorado.
    Me hace sonreĂ­r, mirar en derredor para ver si el conocimiento y sus causas son las que provocan este punto de mirada mĂ­o. Y sĂ­, es asĂ­.

    En España la historia del correo puede ser similar. Sus buzones, similares, sus carteros y el dĂ­a de los trabajadores postales, amĂ©n de correosos, tambiĂ©n guardan cierta similitud. Eso sĂ­, cada vez pasan por mis manos menos cartas escritas por otras manos. Todo se reduce a informaciĂ³n, facturaciĂ³n, requerimientos y etecĂ©s burocrĂ¡ticos. Pero alguna carta, de vez en cuando, se cuela entre las oficiales y nos recuerdan que antes del cartero ha existido un escritor, una escritora, un punto suspensivo entre una estepa de emociones derramadas en un folio blanco. (No como los folios de ahora, tan catĂ³dicos, tan apantallados, tan cuadriformes, tan poco vĂ­rgenes)

    Como siempre, su texto alimenta mi conocimiento, lo agranda, lo exagera, incluso. Pero me encanta que asĂ­ sea pues, de lo contrario, no me pondrĂ­a a escribirle estos comentarios que nunca conocerĂ¡n un buzĂ³n rojo, ni amarillo, ni celeste. Opaco, translĂºcido, pintado con el cariño con el que se escribe, con el cariño que derrocha, tambiĂ©n usted, en cada comentario al comentario. O algo asĂ­.
    En fin, prometo adjuntarle alguna de mis fotos en las que aparezca uno de los buzones que cuelgan de la pared de algĂºn pueblo casi olvidado. Casi olvidado el correo tradicional, casi olvidado el pueblo, quise decir.

    Mi felicitaciĂ³n

    Mario

    Posdata: DĂ­game cĂ³mo colocar el logo, anda, refrĂ©squeme la memoria y demĂ¡s... Porque seguro me lo indicĂ³ en un correo-e que, como los de papel, tambiĂ©n ha volado. ´
    PerdĂ³n y gracias.

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  7. Me encantarĂ­a tener un buzĂ³n o un mojĂ³n de esos del kilometraje.
    ¿y porquĂ© eran rojos? ¿Y cuando se empezaron a usar las estampillas modernas?
    Excelente.
    p/s: yo soy el visitante de Bentonville, Arkansas, pero es mentira, estoy dentro de un buzĂ³n.
    Saludos.

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  8. Don Mario. Si, ya sĂ© que es ilegal abrir la correspondencia, pero cuando ve una de esas que no contienen ni boletas de servicios ni publicidad spam ¿no le dan ganas de saber quiĂ©n es esa persona que ha detenido el tiempo? ¿quĂ© cosas tan importantes ha decidido sĂ³lo comentar por la vĂ­a del papel y la pluma?
    Yo no servirĂ­a como empleado de correo,se lo aseguro, irĂ­a preso enseguida por curiosear.

    Con respecto a la forma de colocar la insignia ya le mandĂ© un correo y ademĂ¡s puse una explicaciĂ³n en la pestaña FAQ del blog "No Somos Escritores".

    Un abrazo, socio.

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  9. Don Mostro. Lo del mojĂ³n se lo dejo, pero comparto plenamente lo del buzĂ³n. No sĂ© para que cuernos lo tendrĂ­a, porque ni para guardar leña como el padre del Gaucho me servirĂ­a. En una de esas los del consorcio lo ponen en la entrada del edificio ahora que a los pibes se les da por patear las puertas de bronce de los buzones modernos.

    Voy a tener muy en cuenta al "visitante de Bentonville"

    Un abrazo.

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  10. Yo tengo uno de esos Buzones antiguos, es de esos de color amarillo y negro (pintado de una esquina cruzada a la otra) tiene mas de 30 años, tal vez lo puedo restaurar! A cuanto se podria vender algo asi? mi correo es deigoagustini@live.com.ar

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  11. Estimado OPin, buscando en Internet, encontré tu artículo y tu blog que me parecieron muy interesantes, estoy tratando de hacer una pequeña historia o reseña de los buzones en la Pcia. de Buenos Aires y no puedo encontrar, hasta ahora, la fecha en que fueron introducidos en la misma. La pregunta en concreto es; En que fecha comenzaron a aparecer en la provincia y si no tenés el dato, adonde puedo dirigirme para tratar de encontrarlo. Gracias. Saludos cordiales

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  12. Estimado Tito: No puedo encontrar mucha data al respecto y debo suponer que Ă©sto se debe a que la Capital Federal como ente separado de la Provincia de Buenos Aires, es decir como distrito independiente, reciĂ©n se instaurĂ³ con la ley de federalizaciĂ³n que promulgara Julio Argentino Roca mucho despuĂ©s de que se instalaran los primeros buzones .

    Los mismos fueron instalados por la DirecciĂ³n General de Correos, Postas y Caminos, en 1858 (cuando aĂºn la Capital era Provincia de Buenos Aires) colocando los primeros seis buzones de madera que estaban emplazados en las plazas Lorea, Miserere, Monserrat (que hoy no existe), Del Parque (actual Lavalle), Del Temple (actual Suipacha) y Paseo de Julio (actual avenida Leandro N. Alem).

    Puede que mi respuesta estĂ© muy tirada de los pelos, pero es lo Ăºnico que se me ocurre ante la falta casi total de informaciĂ³n.

    Un abrazo.

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