El primer astronauta argentino

Unos post atrás hablábamos del primer astronauta de la humanidad: la perra Laika y su triste fin. Algunos lectores han puesto de manifiesto la necesidad de homenajear también al mono "Juan" bicho onanista y  misionero que ha tenido mucha prensa como el primer astronauta argentino, tal vez por un tema de altitud. Pero esto sería injusto para quienes fueron los verdaderos pioneros de la astronautica por estos pagos.
Aquí y ahora desvelaremos toda la trama oculta de un plan científico celosamente guardado durante la guerra fria. 
Aquí y ahora hablaremos del primer astronauta argentino.
Buscando, buscando, me encuentro con que el 11 de abril de 1967, argentina iniciaba el proyecto BIO, que no era otra cosa que la idea de lanzar al espacio pequeños bichitos de laboratorio a bordo de cohetes telemetrados y después recuperarlos (a los bichitos, claro).
Para esto seleccionaron una camada de ratones blancos de raza Wistar que demostraron aptitudes para la física aplicada, la matemática y la química en gravedad cero. Luego de un largo entrenamiento en las cápsulas especialmente diseñadas para ellos con todo el instrumental necesario se seleccionaron a los "astronautas" Alejo, Aurelio,y Anastacio, los que se destacaron y conformaron el grupo de elite seguidos de Braulio, Benito y Belisario y por último Celedonio, Cipriano y Coco. Notese la astucia en bautizar a los animalitos  en orden según las letras del abecedario, a;b:c, todo un logro argento.
A todos se los sometió a extensos exámenes psicológicos y de aptitud siendo Belisario el de mejores promedios. Existen fotografías (ver encabezamiento) que plasman para la posteridad el sublime momento en que Belisario posa para los periodistas a bordo de su cápsula espacial, ubicada en la ojiva especialmente adaptada de un cohete Orion II. Ese 11 de abril de 1967 Belisario, el primer astronauta argentino, esperó la cuenta regresiva en la Escuela de Tropas Aerotransportadas de Córdoba. La ojiva de 0,278 mm. de diámetro, superaba en 0,072 mm. a las de experiencias anteriores, razón por la cual Belisario se dio el lujo de de comer un poquito más de queso serrano.
 Orión II en su rampa
El cohete se elevó sin problemas y al cabo de un minuto separó la carga útil. Tras desplegar el paracaídas descendió a tierra sin problemas, donde los científicos y la prensa respiraron aliviados al observar como Belisario los saludaba desde el interior de la capsula con su pulgar en alto. Por el estrés sufrido durante el viaje Belisario perdió 8 gramos de peso, cosa que supo subsanar con una opípara cena.
Luego de firmar autógrafos y rendir el informe a la comandancia, se retiró a sus aposentos acompañado de dos ratitas no identificadas.
El 19 de mayo de 1967 la carrera espacial argentina cobró su primera victima mortal. El ratón Celedonio obnubilado por el éxito de su antecesor y con ganas de ganar ratitas, fue enviado desde la base Chemical, a bordo de un Orión II que funcionó perfectamente hasta que al separase la cápsula el paracaídas se enrolló haciendo que la misma impactara contra la superficie provocando la muerte instantánea del astronauta. Toda la sociedad argentina lloró a su héroe y asistió a su entierro con todos los honores en el patio trasero del casino de oficiales del Chamical.
Dos años más tarde el 30 de agosto de 1969, despegó otro Orión II con la ratita Dalila (se rumorea que era amante de Belisario y que por eso obtuvo el puesto) del cuarto grupo de roedores entrenados, quien alcanzó los 20 Kmts de altitud a una velocidad de 2850 Km/h. Dalila viajó sedada porque era medio histeriquita, lo que logró mantenerla despierta con actividad y parámetros biológicos perfectos, factor que permitió que los científicos del Instituto de Medicina Aeroespacial realizaran un minucioso análisis de su organismo durante el vuelo.
La cápsula de Dalila se posó suavemente sobre la copa de un árbol, razón por la cual el equipo de recuperación debió encontrar una EEPRA (Escalera Espacial Para Rescates de Astronautas). Como la misma se encontraba a 17 Kmts del punto de impacto se debieron usar además de dicha escalera, un avión de detección y un helicóptero, ambos de FAA, dos radares COTAL y un sistema de enlace radioeléctrico. Así y todo la bajaron en sólo 45 minutos.
Esta misión se llamó Experiencia Bio II/2 y presentó una ojiva más grande ya que llegó a tener un diámetro de 0,320 mm.
F.A.A. colocó una placa conmemorativa de tan auspiciosos hechos, pero la misma fue sustraída por reducidores de bronce que prometiron  reemplazarla por una de madera.

Belisario, y Dalila se retiraron con el cargo de Mayor, mientras que a Celedonio se le otorgó el cargo de Capitán post-mortem.
Todo un ejemplo del espíritu emprendedor y la necesidad de barrer con cualquier frontera, que siempre a caracterizado al roedor argentino, bicho escurridizo y difícil de cazar que tan sólo con una simple mirada es capaz de descubrir que la Luna no está hecha tan sólo de queso.
Taluego


Esta historia ha sido levemente alterada para su "disfrutación". La verdadera historia AQUÍ

3 comentarios:

  1. Muy bueno. no conocìa la historia de las ratas.

    Pero el primero, fue Juan, Opin. Por unos metros, no vamos a hacer problema.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Don Mostro: Veramente .

    Don Gaucho: Lo que pasa que al mono le faltaba carisma.

    Un abrazo a ambos.

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

Pages