Suele suceder que cuando uno recorre el país, se la pasa repitiendo sin querer una serie de nombres que no sabe de dónde salieron. Muchos somos los que prefieren se restauren los nombres que los pueblos originarios tenían para los lugares, pero cuando son recientemente fundados, los pueblos tienen el derecho de llamarse como el dueño quiera.
Le paso a comentar el origen de los nombres de algunos lugares tal como Daniel Balmaceda nos cuenta en su libro "Historias insólitas de la historia argentina" de donde voy a robar mucha información que él mismo tomara de otras fuentes. (Bueno, por lo menos yo aviso la fuente, que nadie ha inventado nada desde hace muchos años).
Resulta que principalmente durante la Belle Epoque (última década del siglo XIX hasta comenzada la Primer Guerra Mundial en 1914) era común que las niñas, señoritas y señoras de nuestra autóctona High Society dieran nombre a buena parte de nuestra toponimia.
Clara Anchorena, por ejemplo, es quién dio origen al nombre Santa Clara del Mar, más por un tema de papi propietario que por uno de santidad.
Valeria del Mar surgió cuando Valeria Guerrero (tía de la célebre Felicitas de la que habláramos acá) se distanció de sus socios en el emprendimiento fundacional de Pinamar y fundó su propio balneario. El nombre no se lo puso por ella misma, sino en homenaje a su abuelita Valeria Cueto de Cárdenas.
Tereza Lacroze era sobrina de Federico (el de la estación) y Julio. Se casó con Enrique Duhau, propietario de la estancia San Bernardo en la costa atlántica. Existía allí un almacén que su dueño había llamado Santa Teresa en honor a la señora e Duhau. Muchos años después cuando se creó el nuevo balneario, los fundadores pensaron llamarlo como el almacén pero optaron por el diminutivo Santa Tertesita.
Las hermanas Rafaela Rodriguez de Eguzquiza y Susana Rodriguez de Quintana (Primera Dama), han sido recordadas en dos ciudades de Santa Fe: Rafaela y Susana.
Villa Adelina es el nombre de la estación ferroviaria contigua a Munro y recuerda a Adelina Drysdale, la nieta del administrador de ese ferrocarril , míster Duncan MacKay Munro.
Alfredo de Froilán de Urquiza, nieto de don Justo José y de su segunda novia, Segunda Calvento, se casó con Lucila Marcelina de Anchorena. Por aquellas épocas como te daban un beso te construían un castillo, así que en 1915 le construyó un castillo que llamó La Lucila, en parte de las 13 hectáreas que había heredado en San Isidro. Lo disfrutó muy poco porque murió dos años después de terminado. La casona duró muchos años y fue ese el nombre que le quedó a ese barrio de Olivos.
El nombre de Villa Elisa en Entre Rios, es en homenaje a la mujer del fundador de la ciudad, Héctor de Elía. La señora se llamaba Elisa María Dickson, pero parece que el homenaje no le gustó porque se peleó con su marido y se fue a vivir a Inglaterra, la muy mal agradecida.
Elisa Uriburu, pariente de los presidentes del mismo apellido se casó con Luis Castells y como Castells era de hacer muchas fiestas y tenía fortuna, bautizó su quinta de Punta Lara en el Gran Buenos Aires con el nombre de su amada. De allí Villa Elisa y la ciudad que creció en su entorno. Lamentablemente el fiestero Castells dejó viuda a Elisa suicidándose en esa quinta en febrero de 1897, cuando se le terminó la plata para fiestear.
Vamos a dejarlo a nuestro amigo historiador para que siga investigando, ya que , estoy seguro, existen muchas otras otras minas argentinas escondidas bajo nuestra toponimia.
Taluego.
PD/ Si el título lo engañó, fue apropósito.
Fascinante. Todas unas copetudas.
ResponderEliminarSaludetes.
Don Mostro: Ya estan en elaboración otros análisis de nombres de ciudades, ya no de mujeres pero que pueden ser igual de problemáticos, tales como Pajas Blancas en Argentina, Dildo en Canadá, el lago Poopo en Bolivia, Fucking en Austria, Peor es nada en Chile, Batman en Turquía, Ca Na en Vietnam, Condon en EEUU, Goma en Zaire, Kagan en Uzbekistán, Pelotas en Brasil, La pelada en Argentina se junta con Peine en Alemania, Presidente prudente en Brasil, Tanga en Tanzania y Ufa en Rusia.
ResponderEliminary encima hay más...
Hay un pueblo en Santa Fé que se llama María Susana por una cuestión de "les vendo los terrenos si le ponen al pueblo el nombre de la nena".
ResponderEliminarDon Luciano: Si viene acompañado de un buen descuento bienvenido sea, no? Total la gente siempre dice, me voy pál pueblo, o voy al pueblo de al lado. Además nadie dice estoy en María Susana porque puede ser mal interpretado.
ResponderEliminarUn abrazo
Mirà vos!! asì que la oligarquìa ponìa los nombres!!
ResponderEliminarLes voy a avisar a Nesty y Kristy, asì hacemos justicia popular!!
Yo vivì en "Capitàn Bermùdez", por lo menos, era machito y nada cogotudo.
Saludos
Don Gaucho: Si pero era uruguayo.. A mi me gustaba más Villa Cassini pero solo le quedó el equipo de fútbol...
ResponderEliminarUn abrazo
Muy educado no poner lo que se dice de Calcuta...
ResponderEliminarDon unSer: Le cuento que me ha llegado información que confirma que lo que se dice de Calcuta es totalmente cierto.
ResponderEliminarAunqueaustednolocrea.
Ya no se puede confiar en nadie che.