Educándose a pesar de la escuela

Posiblemente sea una imagen que se repite todos los días en diferentes rincones del país, pero eso no quita que no sea impactante y, al mismo tiempo, emotiva. La niña tucumana, que fue fotografiada por Eve Saez, tratando de abstraerse de todas las condiciones desfavorables que la rodean, se aferra a su cuaderno de tareas escolares como sabiendo que esa es una de las pocas posibilidades que tiene para salir adelante y mejorar sus condiciones de vida.
Conceptos que eran compartidos por la gran mayoría de los habitantes se convierten en acciones destacables cuando se observan en un entorno donde los valores han sido desterrados, violados o simplemente suplantados por otros.
De la idea de movilidad social representada por la meta de tener un hijo doctor, hemos llegado de la mano del populismo a pretender que el Estado nos regale una vida hedonista por el simple hecho de ser ciudadanos.
Las señoras gordas de rubio Pantén que gritan en las marchas sus derechos a una AUH (Asignación Universal por Hijo), vivienda, educación y trabajo, aún sin tener nacionalidad argentina, son las mismas que se sientan en una esquina vigilando que sus hijos vayan de auto en auto mendigando una monedita en las horas en que deberían estar en la escuela.
El ser "educado" ya no es un valor y a muchos les suena a tontería que los viejos exijamos que las nuevas generaciones aprecien la importancia cívica que representa ser una persona instruida. Suelen mofarse indicando que aquellos valores que nos movilizaron en otras épocas son totalmente irrelevantes y pasados de moda. Que a nadie le importa.
Así los seguidores de una señora que compró el título de abogada, no habla inglés y nunca trabajó fuera de la administración pública, pero se robó todo, se suben un buen día a un escenario y dicen que un señor que es ingeniero, habla fluidamente el inglés y ganó su plata trabajando en el sector privado, es un ignorante dictador.
Y lo peor es que luego de 12 años de educación militante ya no entienden ni reconocen la diferencia.


Como decía Discépolo, "lo mismo un burro que un gran profesor", las nuevas camadas que salen de la escuela, sea pública o privada identifican al honesto con el tonto y al delincuente con el vivo. Y Hollywood no ayuda mostrando a la delincuencia narco disfrutando de todos los lujos y vicios.
Lo bueno es que uno (y espero que seamos millones), como la nena de la foto, se forma a pesar de la escuela, sea pública o privada.
Lo que hace la diferencia entre unos y otros es el impulso superador que moviliza a cada persona en la búsqueda de un logro. En la búsqueda del conocimiento, el bienestar, la vivienda digna, la salud o el dinero. Pero en una sociedad totalmente asistencialista, donde todo lo debe proveer el Estado, no existe esa necesidad de superación y se crean perturbaciones o defectos como el de los ni-ni , jóvenes que ni estudian ni trabajan, que vimos aparecer durante el kirchnerato. Es lo que han enseñado en las aulas. Que el Estado debe proveerlo todo y que se debe recurrir a la violencia en el caso de no obtenerlo.
Lástima que justamente al Estado lo sostienen quienes trabajan. Pequeño problema que no tiene solución.
Uno sabe que en la escuela pública existen muy buenos docentes y de los otros. Los buenos sin embargo se ven sometidos por la beligerancia de los que han recurrido al empleo público simplemente relegando nivel salarial por estabilidad laboral. Así, lo más probable es que se radicalicen en la búsqueda de más beneficios, con la tranquilidad de que su empleo, a diferencia de un privado, está protegido por varias chicanas legales. Y ni hablar de sus sindicalistas.


Así el docente de una provincia pobre caminará decenas de kilómetros para concurrir a una escuelita que da la copa de leche y atrae a niños que cabalgan o caminan igual cantidad de kilómetros por día, para inculcar los valores sanmartinianos, mientras otros como los docentes de la escuela Alfredo Benitz de La Cumbre, en Córdoba, hacen que sus alumnos realicen un simulacro de fusilamiento como parte de los actos conmemorativos por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia del año 2017.
Los padres de los niños que aparecen en las fotos arrodillados en el piso con los ojos vendados mientras otros vestidos como militares les apuntan a la cabeza con armas de juguete deberían intervenir más en esa educación que están recibiendo de los docentes estatales. Incluso deberían pedir el procesamiento de los docentes por perversión de menor, daño moral y decenas de otras caratulas legales que a mi criterio aplicarían.
Algo ha cambiado en esa gente.
Cuando yo era chico los adultos protegían la mente infantil. Mis conocidos aún lo hacen. Pero en medio de la locura consumista los padres ahora quieren explicarles a sus hijos cosas que ni siquiera los adultos han entendido en profundidad. Desde el valor monetario de sus gastos diarios hasta eventos políticos que aún no han sido debidamente esclarecidos y por los que algunos han obtenido una impunidad que no merecen.
Dejen a los chicos en paz.


En el secundario estatal durante el kirchnerato a mi hijo le enseñaban poemas montoneros, se publicaron libros de cuentos sobre el Che, se adoctrinó en las escuelas aprovechando la ausencia de padres que viven para trabajar y obtener esa porción de felicidad que les da un televisor, una computadora o siete días en la Costa.
El lavado de cabeza a llegado a extremos tan similares al stalinismo que uno ya espera que esos niños devenidos en adultos salgan a ejecutar sumariamente a cualquiera que piense distinto.
Mi deseo es que dejen a los chicos afuera. Lo repito. Que los dejen vivir en un mundo de fantasía y les enseñen a superarse cada día. Porque cuando los toque la realidad, inmediatamente se convertirán en viejos y sera tarde para disfrutar una etapa de la vida que se les escurrió entre los dedos por motivaciones políticas de personas a las que no les preocupó su formación inicial.
Quiero que, como decía algún político carismático, recuerden que los únicos privilegiados son los niños.
Por lo menos de esa forma podrán seguir educándose a pesar de la escuela.

Taluego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.

Pages