Los cigarros del abuelo

El término “sigaro” deriva de la palabra en lengua maya “zicar” y más recientemente de la palabra española “cigarro”, que indica un elemento incandescente de buen perfume.
La pipa, el cigarro y el cigarrillo han tenido mayor o menor aceptación según pasaba el tiempo. El cigarro de hojas embebidas en saborizantes y perfumantes  dieron paso a los tabacos para pipa y un pequeño accidente climático al toscano, un producto que dominó los mercados hasta la popularización del cigarrillo, el cual lo superaría ampliamente con el pasar del tiempo aunque perduraría la burla al sordo que "tiene un toscano en la oreja".
El cigarro Toscano nace en Florencia en agosto del año 1815 por casualidad. Durante un aguacero, las hojas de tabaco  Kentucky que servían para pagar una deuda al Granduca de Toscana, no se protegieron correctamente. Por este motivo la lluvia mojó completamente la carga de tabaco y cuando el responsable de la manufactura se dio cuenta, decidió tomar las hojas mojadas, acomodarlas y hacerlas secar, allí donde estaban.
Estas hojas de tabaco se fermentaron, se confeccionaron con ellas pequeños “sigari “y se vendieron por poco dinero en los días sucesivos.
Con el dinero ganado de esta venta, calmaron la ira del Granduca. La cosa más extraña fue que este cigarro tuvo un suceso enorme, increíble respecto a la venta normal de los cigarros de la época…no sólo por el buen precio, sino sobre todo por el sabor más intenso.


Hace poco menos de un siglo cada barrio de Buenos Aires contaba con un fabricante y una marca en especial. Los vestigios documentales y testimoniales recogidos hasta ahora  permiten afirmar, sin lugar a dudas, que el toscano fue un producto de alcance masivo, habitual y cotidiano, tan asociado a la figura del habitante promedio (inmigrante o nativo) como pudieron serlo, en la misma época, el vino, el asado, las pastas o los cigarrillos. A través de la historia se puede observar que el consumo toscanero patrio no tuvo parangón en el mundo durante cien años. Con la única excepción de la propia Italia, nuestro país fue siempre el mayor fabricante e importador de éste artículo. Dentro de nuestras fronteras, a su vez, tampoco tuvo competencia en materia de cigarros de hoja. Cada nuevo indicio lo confirma plenamente: fue el cigarro más célebre, más importado, más fabricado y más fumado desde los tiempos de la unidad nacional hasta finales de la década de 1960. No obstante ello, pocos datos existen sobre los orígenes y el desarrollo de la saga toscanera en nuestro país.
Pero existe un blog del que estoy tomando los textos que nutren esta nota, llamado "Tras las huellas del Toscano"  http://traslashuellasdeltoscano.blogspot.com.ar donde se puede disfrutar de años de estudio e investigación desarrollada por "Expreso del tiempo" o Gustavo Choren, según supongo se llama el autor.
De allí he sacado también esta imagen de todos los tipos de cigarro según su confección y la aclaración numerada de aquellos que entran en la categoría de Toscano, esos que fumaban nuestros abuelos y eran parte de su fisonomía colgando en la comisura de la boca.
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1-Cavour: cigarro creado en homenaje al Conde de Cavour (1810-1861), uno de los artífices de la unidad italiana. Su formato se asemejaba al estilo del habano, aunque en su elaboración se utilizaban todo tipo de tabacos americanos y europeos. Era un puro asociado a la región del Piamonte, por lo que su consumo resultó muy amplio en nuestro país gracias a la importante inmigración de ese origen geográfico, especialmente genovés. Ya en el censo Municipal de Buenos Aires de 1887 encontramos referencias sobre él, dado que se lo toma como ejemplo de cigarro típico para determinar los costos del tabaco.

2-Brisago: dotado de múltiples denominaciones según usos y costumbres en cada país: Brissago (Suiza), Alla paglia (Italia), Virginier (Austria, Alemania), Brisago, De la paja, Virginia (Argentina). Su origen preciso es incierto y se lo producía a mediados del siglo XIX tanto en Austria como en el Véneto italiano y en el cantón suizo de Brissago, donde también se elaboraban toscanos tradicionales de sabor más suave. En cualquiera de sus formas, el Brisago suele tener una capa de tabaco Virginia como característica saliente, pero la peculiaridad que lo inmortalizó fue la hebra de paja que lo atraviesa y que debe ser retirada antes de fumarlo para crear un canal de aire, dejando una boquilla del mismo material en uno de sus extremos. En el cuadro se presentan cuatro tipos distintos, llamados Trieste, Madera, Virginia y Bella. Elegimos numerar el Virginia por ser el más paradigmático de la categoría.

4- Napolitano: propio de la región de Campania, era una especie de toscano algo más corto con uno de sus extremos cerrados. No parece haber sido demasiado popular en nuestro país, pero tenemos la certeza de que se importaba en la década de 1910.

5- Branca: perteneciente al segmento de los puros “cigarrillos” por su porte y calibre pequeños. También sabemos que era introducido al país hacia mediados de los años diez.
 
Faltaría señalar algunos documentos que confirman la existencia de estos ejemplares dentro del ámbito patrio, así como la fama consolidada del Cavour y el Brisago entre las preferencias de los viejos fumadores argentinos (la del toscano ya la conocemos bien). Veamos entonces la selección hecha por la revista Caras y Caretas en el año 1907, de acuerdo con una nota referida al consumo de tabaco en la Argentina. Para ilustrarla, los responsables del artículo eligieron una fotografía de 5 puros y 2 cigarrillos de papel, mencionados textualmente del siguiente modo, de izquierda a derecha: un “nacional”, un “de la paja”, un toscano, un “modesto cigarro de cinco centavos”, un Cavour, y luego dos cigarrillos, uno para armar y otro armado.
Sin duda el vicio de fumar configuró una costumbre firmemente arraigada en nuestro país y en estas épocas en que nos vamos librando del humo del tabaco, viene bien recordar aquello que caracterizó la imagen de nuestros antepasados.

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