Gente tóxica de exportación.

Uno nunca puede estar seguro si son características de la personalidad o simplemente la necesidad de reafirmar una decisión tomada que puede haber sido muy traumática o difícil de tomar, pero algunos pocos argentinos que exportamos, apenas aterrizan en otras tierras vierten toda la bilis que les queda en sus abarrotadas vesículas en contra del país que los crió y por extensión contra sus padres, hermanos y amigos que siguen conformando el tejido social execrado.
Llegan al colmo de la "argentinidad" cuando llaman a sus propios compatriotas "Sudacas" en un descontrolado afán de ser aceptados en su nueva patria despegándose de aquello que los molesta y con lo que no quieren ser identificados.

Es casi el mismo efecto de quien habla mal de su familia a extraños.

Por otro lado, aquellos que toman la decisión sin necesidad de vivir momentos tormentosamente traumáticos, llevan con orgullo sus orígenes y, siendo conscientes de que fueron parte del problema y ya no lo son, se mantienen imparciales e intentan dar la mejor imagen posible de su nacionalidad de cuna, por su propio bien y por el de sus hijos. Porque por más que uno siempre se adapte a su nuevo país de residencia, será el extranjero o el hijo de extranjero que vino a usufructuar el éxito de una sociedad ajena, abandonando el fracaso de la propia.

Creo que el primer caso, el del tóxico amargado que vapulea a su terruño, es el menos frecuente pero, curiosamente, el que tiene mayor difusión y eso es lo que me preocupa, porque la mala fama no necesita ayudantes que la disperse.

Uno de los argumentos usados en la actualidad con mayor frecuencia para justificar la huida ya no es el económico como antaño, o la falta de oportunidades, sino el de la violencia, pero curiosamente asociada únicamente con la inseguridad. Todos abandonan el país por la maldita inseguridad, que nos aqueja y proviene de todos lados, incluido el gobierno, pero nadie dirá que se va porque hay trata de blancas, curas pedófilos o violencia de género, aunque también se trate de casos de violencia extrema.

No, se van porque al hijo le robaron el celular, las zapatillas o no pueden viajar solos a la noche. Y créame que para mí también son razones válidas, pero son apenas la punta de un iceberg de la violencia general que incluyen asesinatos a mansalva y la propia violencia muda que parte del Estado. ¿O acaso qué choque un tren y haya 52 muertos porque un funcionario se embolsó las inversiones no forma parte también de la violencia general?



Hoy en día, con los movimientos de los carteles de la droga hacia países de leyes más laxas y el apoyo que les brindan los gobiernos populistas, es probable que nuestra situación frente a la inseguridad empeore a niveles nunca antes alcanzados, pero de allí a que algún pecho frío desde el extranjero compare a Argentina con Irán o Paquistán, es casi tan ridículo como comparar las tasas de violencia entre Argentina y España o Alemania.

Seguramente en una sociedad segura y organizada, un solo hecho de violencia pese más para la población que diez en un país semi-bananero como el nuestro. Pero ellos, al ser pocos, pueden ocultarlos y nosotros no.

Por eso en Argentina prefieren vacunarnos a golpe de noticias amarillistas hasta que seamos inmunes a la violencia, mientras que en algunos países de Europa se intenta mantener desinformada a la población por su propia salud mental y social dado que, de por sí, la incidencia del delito violento es mínima.

No obstante en todos lados hay movimientos que necesitan de la publicidad para que su causa sea atendida y es el caso de los grupos en defensa de los derechos de la mujer y el tema de la Violencia de Género, que por ejemplo en España,  mantienen bien informada a la población sobre este flagelo por ser parte importante de la violencia que vive dicha sociedad. Como resultado, este problema se ha hecho una etiqueta española a nivel mundial y todos han tomado nota de que en España existe un grave problema de Violencia de Género. ¿Pero es peor que en otros lados? Tal vez no, pero la mala fama se ha extendido como reguero de pólvora por unas pocas voces que la divulgan.

El resto de actos de violencia tendrán breves reseñas en la prensa y televisión local pero serán borradas inmediatamente del inconsciente colectivo por un lógico tema de tranquilidad social. 
 

La sensación de seguridad que aquí ha tratado de instalar infructuosamente el Kirchnerismo, funciona perfectamente en cualquier país de primer mundo, principalmente porque la seguridad es casi perfecta y no se le da prensa a los delitos en general. 
En una Argentina donde la violencia es el amargo pan de cada día, resulta imposible ocultar hechos que ocurren en nuestro propio entorno familiar o de amistad. Allí no hay medio hegemónico que pueda evitar la difusión de dicha información.

Pero en otros lares la idea es que cuanto menos se difunda algo, menos replicantes habrá. Al igual de lo que ocurre con el suicidio que a nivel mundial se acuerda con no publicar, evitando el efecto imitación.
O cuando se aplaca el efecto de un 11 de septiembre porque nadie ha visto a los muertos en la pantalla de su televisor.

En Argentina la actitud de la prensa es casi terrorista, regodeándose en hechos violentos, difundiendo métodos de operación, morbosas imágenes que implantan ideas en futuros delincuentes producto de la falta de oportunidades, la droga o lo que usted quiera nombrar y , por supuesto , un sistema judicial que permite la reincidencia y libertad casi inmediata de peligrosos delincuentes, incluidos los menores de edad. 
Esta apología educativa de los medios, está alimentada por una necesidad mórbida de la población que se alimenta de ésto y, por supuesto, se exporta al emigrar.
Ese mismo comportamiento es el que en épocas recientes enviamos al exterior junto con personalidades complicadas,  de pensamiento único y absoluto. Así estos exponentes tóxicos de nuestra sociedad expanden su visión amarillista dando mala fama a un país que de por sí se la ha ganado sin ayuda externa.


A esta gente tóxica yo no solo les pediría que nunca vuelvan, les pediría que cierren la boca en consideración de aquellos afectos que han quedado en el país de origen, si por casualidad ha quedado alguien que los quiere.
Cuando usted escuche o lea a uno de éstos tóxicos exponentes de la argentinidad, recuérdele que él ya se ha ido, dígale que haga borrón y cuenta nueva y que disfrute de su nueva nacionalidad sin mirar atrás y sin sentir la necesidad de reafirmar su decisión castigando a otros inocentes que viven luchando con honestidad.


Taluego.

5 comentarios:

  1. Disculpe, pero yo llamo sudaca a mis compatriotas Y ME LLAMO SUDACA a mi misma y con mucho orgullo. Tal como no me jode que me digan Argie, porque lo soy, ni que me digan chuncana cuando estoy en Buenos Aires, porque también lo soy. Son puntos de vista... Ya si te estas refiriendo a los que tratan de distanciarse del ser Argentino, chuncano o lo que en realidad sea, vale, son lisa y llanamente pobres tipos. Desde el vamos, cuando alguien dice ELLOS en vez de NOSOTROS, en un pobre guaso. Cheers!

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    1. Como diría Fontanarrosa depende como se diga una palabra, no es lo mismo que un cubano diga "mielda" que un porteño "mierrrrrda".

      Archi, Sudaca o, (me obligó a buscar el término) Chuncano, el tema es la intensión que se le dé a la palabra.

      A un amigo le digo sonriendo "Qué hijo de puta !!" y es un alago, mientras que al que me tira un balde de agua desde un quinto piso lo decoro con otro tipo de "Hijo de puta".

      Usted sabe muy bien cual es la intención española detrás de un "Sudaca" o de un Inglés con su "Argie".

      En mi post le agrego que quien lo dice con esa misma intención es un coterráneo que intenta disfrazarse de lo que no es en España o Inglaterra.

      Como usted dice son pobres tipos y estoy seguro que con mis amigos yo tampoco tendría problemas en que me llamen y los llame Sudaca o Argie, pero con quienes no son del palo...no hay tu tía...

      Gracias por tu comentario.

      Saludetes.

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  2. De nuevo, depende. Yo tengo conocidos en UK que me dicen Argie y jamas me senti atacada. En primera instancia, porque Argie no es un termino despectivo, sino0 un termino fiaca. Es mas corto y facil decirte argie que argentine. Mismo usan para los kiwis, los yankis, etc etc.

    Me ha pasado que algun portenio viniera a tratarme de chuncana y mal le fue cuando le quiso poner un aire despectivo, porque no dio en el blanco. Simplemente, cuando sabes perfectamente lo que sos, de donde venis y demas, cualquier intento de atacarte queda en ridiculo. Es como si aca intentaras decirles PIRATA a ellos con malas intenciones. Estan tan orgullosos de su pasado piraton, que realmente no los estas insultando. jajajaj

    ya si se acompania el termino con un DE MIERDA, hasta la calificacion PERSONA (seguida de un buen DE MIERDA) es insultante.

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    1. Me encantó la aclaración.

      Solo una pregunta.

      ¿Por qué dejó de postear en su blog?

      Dele ...vuelva...

      Saludos.

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  3. Nu, no lo deje... Estese atento q vienen novedades. xD

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