Hombre de pelo en pecho

Que todos tenemos tremendos bajones en la vida nadie lo duda. Aquel que ha pasado los 21 ya debe haber sentido alguna pérdida, una impotencia, el darse la cara contra un paredón. Y seguramente habrán observado que cada uno lo asimila de diferente forma. Está quien usa de punchinball al primero que ve, el que se desquita con la pareja, el que llora, patalea, se tira de un balcón o mete los dedos en el enchufe. El que de repente tiene gases, el que se brota, el que se tira abajo de un tren, gime, murmura o rompe cosas.
Yo no.
A mi se me cae el pelo.
TenĂ­a un amigo que cada vez que lo estafaba un socio, terminaba en el hospital por una arritmia. 
Otro, se morĂ­a de acidez y las Ăşlceras le comĂ­an el duodeno.
Yo me quedo pelado.
¿No es genial?
Y no solo eso, los desgraciados que parecían una tribu senegalesa, todos negros y juntitos meciéndose según les pegara el viento, de repente se ponían blanco leche como los finlandeses al finalizar el invierno, para luego desprenderse y caer en patota.
Uno, dos, tres,...quinientosuno... la almohada era el cementerio matutino donde quedaban atrapados los desertores de mi cuero cabelludo. La cuenta iba en aumento cuanto más grande era el problema.
Así terminé a los cuarenta con una pista de aterrizaje para mosquitos que ni Frankfurt puede llegar a soñar. Amplia, bien señalizada, con sistemas de retenciones laterales y una zona de despiste preparada como coronilla de obispo.
Digamos que cuando hago las cosas, me gusta hacerlas bien.
La barba y los senegaleses sobrevivientes se encanecían cada vez más hasta formar una unidad que yo daría en llamar "Camino de Circunvalación" para liendres y pulgas motorizadas.
Veamos, si usted partiera de mi patilla izquierda lo más recomendable serĂ­a seguir el tráfico hacia el sur. AllĂ­ podrĂ­a encontrar la bifurcaciĂłn del bigote y la posibilidad de recorrer el camino largo atravesando los orificios nasales. (muy parecidos a Mordok de noche) -Recuerde entrar por la izquierda.- O seguir por el amplio camino de la barbilla usualmente empantanado por el tuco de los ravioles del mediodĂ­a. Luego puede subir a la otra patilla, haciendo caso omiso a los vellos emergentes de las pantallas auriculares. -Suelen ser engañosos- Tome a la derecha y podrá conocer los llanos inexplorados de detrás de la oreja para descender hacia las pelusas de la nuca. No se pierda, mire su GPS y pronto se encontrará en el punto de observaciĂłn numero uno o  "Punta Nuca". Si esa puntita de pelo que asoma justo en la mitad, acertĂł¡ No compre ningĂşn recuerdo, salen más baratos en la barbilla. Sea arriesgado e internese nuevamente por la sien izquierda hasta llegar al punto de partida. ¿No le dije que era circular? 
Arriba, nada. Pista de aterrizaje.
Con el tiempo los varones nos acostumbramos. Que mi viejo era así, que los pelados somos más machos, que el pelo se te cae por exceso de testosterona, etc. etc. seh, seh, jah, jah, bla, bla.
La cuestión es que nosotros, que cuando fuimos rockeros ondeábamos las melenas y barbas negro azabache mientras cargábamos a cuanto pelado pasaba, ahora nos la tenemos que mandar a guardar doblada.
Si hasta me reĂ­a (y me sonrĂ­o) de los pelados con coleta.
Así fue que el año pasado, viendo que no tenía que responder a nadie más que a mi mismo, dejé los trajes y corbatas (tan útiles para hacer trámites e impresionar a empleados municipales), me calcé los cargo y dije "no-me-corto-el-pelo-más".
Como linyera  abandonado en la vĂ­a pĂşblica, me dejĂ© crecer la barba, el bigote (claro), la pelusa de la nuca, el pelo de las orejas, de la nariz y todo el resto. Ni DiĂłgenes me habrĂ­a reconocido.
La cuestiĂłn es que en seis meses ya empecĂ© a ver que los vientos de costado me obstruĂ­an la vista con mi  propio pelo. 
!!! Oh dioses del Olimpo ¡¡¡ 
!Una vez más sentir aquella sensaciĂłn juvenil del viento jugando con mi cabello¡ -Bueno, con una parte de Ă©l al menos-
Me subí a la montaña rusa, saqué la cabeza por la ventanilla como los perritos, quise manejar un descapotable pero no me lo prestaron, así que aceleré solito y en bicicleta barranca abajo...
Ya me veĂ­a cantando "Gotas de lluvia sobre tu cabeza" mientras un caballo indĂłmito y envidioso sacudĂ­a sus crines haciĂ©ndome burda competencia,  hasta que vi a uno de esos espĂ©cimenes de reemplazo llamados jĂłvenes que me miraba incrĂ©dulo, sin malevolencia pero con evidente conmiseraciĂłn
Me dije. Pará acá, ponete una gomita. Usá gorra.
Y yo que siempre los gasté, ahora me veía convertido en uno de esos vejetes que no se resignan a envejecer y se hacen los jopendes como David Lebón
!Que bajĂłn¡
Pero aparte de eso, resulta incĂłmodo. 
Las gomitas esas salen volando cada dos por tres y no sabĂ©s donde encontrar otra, los amigos te miran raro y se preguntan si estas con el matrimonio gay o no y las señoritas te miran entre divertidas y ocurrentes, ¿se entiende? como si te quisieran cargar y se frenan diciendo, "ay no, pobre abuelito".
Con el portero (Beto) decidimos doblar la apuesta y al menos cumplir con un año alejados de las tijeras.
Y asĂ­ lo hicimos.
Pero justo ahora que estamos en pleno frĂ­o se me viene a dar la idea de cortármelo. 
No, si de genio no tengo ni la lámpara.
Pasa una semana: "no porque me duele el estómago". Otra semana: "el tráfico de la autopista es un infierno, mejor el sábado... "
Casi dos meses de continuas postergaciones y la crin que ya cuesta hasta secarla luego del baño. 
Secador en tres líneas y la llave térmica volando por el aire.
El tema es que hace 25 años que me corto el pelo en lo de Lito. Y lo de Lito está en la otra punta de  la ciudad. Como se planteaba Seinfeld en uno de sus capĂ­tulos, ¿que será de uno cuando su peluquero no estĂ© más?
Tu peluquero es irreemplazable, casi como un psicĂłlogo de las tijeras, que parece entenderte asĂ­, sin hablar.
Antes me lo cortaba yo mismo. Un espejito atrás, mucho pulso y zas. Total lo llevaba hasta los hombros, no es ninguna ciencia. Pero cuando empecé a trabajar ya tenía que tener otra prestancia y allí lo encontré a Lito.
En aquella Ă©poca los dos Ă©ramos jĂłvenes y tupidos. No, no estĂşpidos, "tupidos": mucho pelo. TenĂ­amos mucho pelo y claro, como Ă©l era del gremio piloso, tenia la porra mejor arreglada.
Siempre me dejĂł presentable y es asĂ­ que corriĂł el tiempo y aĂşn cuando vivĂ­ muy lejos, siempre le era fiel a mi peluquero. 
O no me lo cortaba para nada o me lo cortaba mi mujer.
Ahora él tiene los mismos vacíos que yo pero, eso sí, como la mayoría de mis allegados de la misma edad, él tiene el pelo renegrido ( No pienso teñirme...) (...otra vez).
Junto coraje, agarro el super bĂłlido de cuatro ruedas y parto vĂ­a autopista a recortarme las mechas. Al entrar y como un escalofrĂ­o me asaltĂł la duda: ¿Y si se muriĂł? Pero una de las chicas me indica el asiento libre y me dice que está por llegar.
Pobre, conmigo nunca se va a hacer millonario. Encima que como pelado le vengo cada muerte de obispo, ahora con el pelo largo le aparezco cada muerte de obispo beato. Me queda claro que yo no le doy de comer.
Cuando me ve, es como si hubiera estado ayer.

-Hola ¿CĂłmo andás? Que porra ¿eh?

-Seh, una promesa

-¿Como siempre?

-Si, ¿Te acordás como era?

La falta de respuesta me indica que: o sabe leer los rastros del corte anterior o que a todos les hace el mismo corte.
Nada, ahĂ­ terminĂł la cuestiĂłn.
Tijera a lo bruto, grandes mechones que caen al piso formando un colchón que casi hace caer a quienes pasaban por detrás.
En un momento dado debió suspender la tarea para despejar el área, ya que casi no se podía respirar ante la altura que había logrado la gran cantidad de pelo.

-IncreĂ­ble...

Dice y no para de cortar.
Cuando se toma una pausa para recuperar fuerzas, le ofrezco asociarnos para sacar una nueva lĂ­nea de juguetes para esta navidad. Unas Barbies de la tercera edad, adornadas sus pelambre con todo mi pelo natural. Negocio seguro. Pero Lito me dice que lo va a pensar y arranca nuevamente, cortando ya las pelusas de mi nuca que miden cerca de medio metro.
Tres horas después y ya agotado, lo veo encarar hacia mi sueño dorado, el flequillo.
Usted, lector varĂłn, recordará el momento aquĂ©l, tan sublime, en el que su peluquero le hacĂ­a cerrar los ojos (o no le decĂ­a nada y se mataba de risa) para que  los pelos que cortaba de su flequillo no le entraran en los mismos.
Crick,crick,crick, se sentían las tijeras y el pelo caía sobre su nariz haciéndolo estornudar.
!!!! Ahhh que Ă©pocas mi Dios....¡¡¡¡¡
Y yo no me lo puedo perder asĂ­ como asĂ­. Mire. AquĂ­, justo aquĂ­ en el medio de mi frente. Si, dele, preste atenciĂłn. Bueno, pongase los anteojos que va a ver mejor. ¿Ve aquĂ­?. Más a la derecha. Si, ahĂ­ justito.
Un pelo.
Lo vengo cuidando hace años. Es el último que queda en la vecindad. Todos los del barrio se murieron o se fueron yendo, pero él sigue ahí. Lito y yo lo conocemos. Es como el último de los Mohicanos, un sobreviviente sin par que resiste cualquier embate.
Lito me dice, "cerrá los ojos" y siento el clásico crick y una única y leve caricia que cae sobre mi nariz.
Pucha que hace frĂ­o.
Taluego

10 comentarios:

  1. Recuerdo a mi peluquero del Barrio, "RaĂąl".

    Era presidente de la "Asociaciòn barrial de avistamiento de mujeres de la cuadra, con cascos livianos", y siempre habìa sesiòn permanente en la peluquerìa, con cuatro o cinco jubilados que venian a leer el diario.

    Tambièn presidìa el "Comitè fiscalizador de arreglos en el boxeo y en el futbol", con los mismos integrantes.

    La frase que màs recuerdo (unos 35 años despuès) me la dijo cuando el "Comite para la educaciòn sexual de parvulos vìrgenes" (que tambièn presidìa) habìa decidido que yo, ya tenìa que debutar :

    "Nene, recordà siempre esto: en este paìs, hacen falta METROS Y METROS DE PENE!"

    Hoy dìa me corto el pelo solo.

    Que tiempos.

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  2. Jajaja, impresionante!!

    Me vas a disculpar, me morí de risa con tu travesía capilar. Será porque a las mujeres no nos suele ocurrir eso. Aunque, para hacer justicia, hace unos días me descubrí que se me está decolorando el pelo. Siempre tuve el pelo hiper negro, era la envidia (?) del pueblo. Y cuando me noto esto y se lo comento a mi madre me dice: "A mí me pasó, se te va quedando de cualquier color hasta que te salen las canas".

    Odio la genética :-(

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  3. Pero ahora hay cada vez más varones jĂłvenes,¿cĂłmo decirlo? sin cabellera completa involuntariamente.
    La moda de raparse, a la orden del día también.
    Peor queda el hombre con pelo teñido-desteñido o chorréandole el cubre canas por la cara .Qué glamour!

    Hombres-HOMBRES COMO ESTÉN,pero HOMBRESBIENMACHOS

    Muy buen relato.
    Un abrazo

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  4. Don Gaucho: Los peluqueros de la Chicago argentina siempre fueron unos pelafustanes que dedicaban su tiempo a fundar organizaciones de educaciĂłn sexual con la Ăşnica idea de ver si les quedaba algĂşn vuelto. Si esas vidrieras hablaran...
    Y quién le va a discutir si seguramente le decía lo de los penes con la hoja de afeitar en la mano.
    Mejor el peine con Gillette ¿Se acuerda?
    Un abrazo y gracias por pasar.

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  5. Doña Maga: Pero que cumplido. Muchas gracias, me encanta lograr una sonrisa, aunque le digo que todo es ficciĂłn. ¿Conoce a Peter Gabriel? yo soy igual pero tengo veinte años menos...
    Por su pelo no se preocupe. Se ha gastado más dinero en conseguir buenas tinturas para damas que en armamento militar en EE.UU.
    Nadie lo va a notar.
    Cariños

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  6. Doña Mónica: Le faltaron los "quinchos" o "gatos" y los peinados con raya bajo la oreja, esos que se peinan la patilla izquierda hasta la derecha para tapar el descampado.
    Para raparse y que quede bien uno tiene que tener una buena bocha ¿no?. Si la vida le ha dado muchos golpes , seguro que tiene el cráneo abollado. Tengo un amigo que cuando se rapĂł, parecĂ­a una Luna llena de tanto crater que allĂ­ habĂ­a.
    Yo para el año que viene me hago las trensas y que me llamen "chino". ¿O me va a decir que los chinos no son bien machos?
    Un cariño grande y gracias por pasar

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  7. Genial Opin,me ha hecho ud soltar mas de una carcajada.
    Y no se apure cuando llegue el momento de la calva limpia, dicen que eso es evoluciĂłn, recuerde los cromagnon, tenian pelo hasta en las palmas de las manos. Un calvo bien peinado, tiene mucho atractivo.:-)

    Felicidades por esta entrada.

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  8. Doña Noah: Que alegría me da que haya generado un instante de hilaridad. Es todo un cumplido.
    El problema es que de ser lampiño me he convertido en un Cromagnon del cuello para abajo.
    Todo lo que comienza a ralear en la terraza, aparece en lugares increĂ­bles tales como la espalda.
    La Naturaleza puede ser sabia pero con el transcurrir del tiempo suele tener muy poco buen gusto.
    Lo que no entiendo es como se puede peinar una calva.;)
    Gracias por pasar a visitarme.
    Cariños

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  9. La calva se peina con la mano abierta, y sin prejuicios :-)

    Gracias a ud

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