Mientras "Quique" me bautizaba "Pincho", el "Rodilla" y "Cinco" (gote) jugaban al billar en el Ășnico boliche del centro de Comodoro Rivadavia donde uno podĂa entretenerse con algo mĂĄs que mujeres. En el trabajo se unĂan "Pepe", "Tubito", el "Morza", el "Flaco", el "TĂo" y el "Abuelo" para prepararnos un asado mientras las bombas caĂan en Malvinas. El "Chino" y "Palito" se encargaban junto con "Manu" de comprar las bebidas y abundante pan de fonda para el choripan.
Claro, esto a usted no le dice nada. ¿Quienes son estos tipos? y, si, en mi ambiente todos sabĂamos de quien se trataba y ni siquiera le cuento como llamĂĄbamos a los jefes porque ya subirĂamos el tono del post y no lo quiero arruinar.
Pero, ¿harĂa falta dar explicaciones si en lugar de esos apodos le dijera que eran "El Zorzal", "El Diego", "El Lole", "Pampita", "Fito", "Charly", "El Bati" , "El Che", "Manu" o "La Sole"?. A que no se confunde, ¿ no?
Es que esta es una caracterĂstica de la cultura popular traĂda por los inmigrantes y que utilizando el humor, la descripciĂłn grĂĄfica o la ironĂa, rebautiza a aquellos que por cariño u odio preferimos nombrar de manera alterna.
Bajo esta aseveraciĂłn debemos nombrar no solo a deportistas y celebridades de tipo artĂstico, tambiĂ©n y sobre todo se incluyen los polĂticos objetos de la necesaria revancha ciudadana.
En su "PsicologĂa de la Viveza Criolla", Julio Mafud asevera:
Entonces suena lĂłgico que la mayorĂa de los polĂticos de estos pagos desde 1810 cuenten con un apodo ya que se corresponde con una tradiciĂłn que parte desde el Virrey Cisneros ("El Sordo") hasta la actual presidente ( la "Reina Cristina").
Si muestreamos algunos en forma arbitraria veremos que aparecen por ejemplo Juan JosĂ© Paso ("El Viejo), Feliciano Chiclana ("Hipoteca"), Lucio Vicente Mansilla ("Mantequilla"), Dalmacio Velez Sardfield ("Mandinga"), Carlos Tejedor ("El CamaleĂłn"), Leandro N. Alem ("Cristo"), Ricardo BalbĂn ("El Chino"), Oscar Alende ("El Bisonte"), JosĂ© Lopez Rega ("El Brujo") , Carlos Ruckauf ("Rucucu"), algunos afectuosos como el de Guillermo Brown ("El Viejo Bruno"), otros irĂłnicos como el de Ignacio Alvarez Thomas ("El CapĂłn"), muchos hirientes como el de Juan Lavalle ("Espada sin cabeza"), o descriptivos como el de JosĂ© MarĂa Paz ("El Manco") y hasta vindicatorios como el de Juan JosĂ© Castelli ("Pico de oro").
Algunos apodos, incluso, merecen ser explicados en cuanto a su razĂłn de ser, pej.:
Pero, ¿harĂa falta dar explicaciones si en lugar de esos apodos le dijera que eran "El Zorzal", "El Diego", "El Lole", "Pampita", "Fito", "Charly", "El Bati" , "El Che", "Manu" o "La Sole"?. A que no se confunde, ¿ no?
Es que esta es una caracterĂstica de la cultura popular traĂda por los inmigrantes y que utilizando el humor, la descripciĂłn grĂĄfica o la ironĂa, rebautiza a aquellos que por cariño u odio preferimos nombrar de manera alterna.
Bajo esta aseveraciĂłn debemos nombrar no solo a deportistas y celebridades de tipo artĂstico, tambiĂ©n y sobre todo se incluyen los polĂticos objetos de la necesaria revancha ciudadana.
En su "PsicologĂa de la Viveza Criolla", Julio Mafud asevera:
"Los motes, la viveza y la cachada son la creaciĂłn mĂĄs peculiar del arte popular argentino"
Entonces suena lĂłgico que la mayorĂa de los polĂticos de estos pagos desde 1810 cuenten con un apodo ya que se corresponde con una tradiciĂłn que parte desde el Virrey Cisneros ("El Sordo") hasta la actual presidente ( la "Reina Cristina").
Si muestreamos algunos en forma arbitraria veremos que aparecen por ejemplo Juan JosĂ© Paso ("El Viejo), Feliciano Chiclana ("Hipoteca"), Lucio Vicente Mansilla ("Mantequilla"), Dalmacio Velez Sardfield ("Mandinga"), Carlos Tejedor ("El CamaleĂłn"), Leandro N. Alem ("Cristo"), Ricardo BalbĂn ("El Chino"), Oscar Alende ("El Bisonte"), JosĂ© Lopez Rega ("El Brujo") , Carlos Ruckauf ("Rucucu"), algunos afectuosos como el de Guillermo Brown ("El Viejo Bruno"), otros irĂłnicos como el de Ignacio Alvarez Thomas ("El CapĂłn"), muchos hirientes como el de Juan Lavalle ("Espada sin cabeza"), o descriptivos como el de JosĂ© MarĂa Paz ("El Manco") y hasta vindicatorios como el de Juan JosĂ© Castelli ("Pico de oro").
Algunos apodos, incluso, merecen ser explicados en cuanto a su razĂłn de ser, pej.:
Alejandro Lanusse "El cano" El color blanco de su pelo.
Alfredo Palacios "El mosquetero" Su estilizado bigote y la tendencia a batirse a duelo.
Arturo Frondizi "El flaco" Su fĂsico alto y esmirriado.
Arturo Illia "La tortuga" La supuesta lentitud de su gestiĂłn.
Bartolomé Mitre "Don Bartolo" El afecto que despertaba entre los porteños.
Bernardino Rivadavia "El sapo del diluvio" Su fĂsico poco agraciado, similar a un batracio.
Carlos Menem "El turco" Los orĂgenes siriolibaneses de su apellido.
Carlos Pellegrini "El gringo" Ser hijo de inmigrantes franceses e ingleses.
Domingo Faustino Sarmiento "El loco" Su fuerte temperamento, tanto privado como pĂșblico.
Edelmiro Farrell "El mono" La combinaciĂłn de ciertos rasgos de su cara.
Eduardo Duhalde "El cabezĂłn" El supuesto tamaño excesivo de su perĂmetro craneal.
Facundo Quiroga "El tigre de los llanos" Su destreza al mando de las tropas montoneras.
Fernando de la RĂșa "Chupete" Su ingreso juvenil al mundo polĂtico.
HĂ©ctor CĂĄmpora "El tĂo" Su supuesta hermandad polĂtica con PerĂłn.
HipĂłlito Yrigoyen "El peludo" Su carĂĄcter taciturno, ajeno a la exposiciĂłn pĂșblica.
Isaac Rojas "La hormiga negra" Su baja estatura, sumada al uso de grandes anteojos de sol.
José Evaristo Uriburu "Lechuza" La combinación de ciertos rasgos faciales.
JosĂ© FĂ©lix Uriburu "Von Pepe" La ferviente admiraciĂłn que tenĂa por Alemania.
JosĂ© Figueroa Alcorta "Jettatore" La escasa suerte que traĂa su presencia.
JosĂ© MarĂa Guido "BarĂłn de RĂo Negro" Su comentada aficiĂłn a un vino de esa marca.
José Pascual Tamborini "El ciprés" Al decir del diario "La Fronda" era "alto, triste y no daba frutos".
José Rondeau "Mamita" El buen trato que dispensaba a sus subalternos.
Juan Carlos OnganĂa "La morsa" El tamaño y forma de sus bigotes.
Juan Domingo PerĂłn "El pocho" La gorra de esa marca que empleaba en su tiempo libre.
Juan Hortensio Quijano "JazmĂn" Una ironĂa ante su tosquedad.
Juan Manuel de Rosas "El restaurador" Su rigor para desbaratar el estado de anarquĂa.
Julio Argentino Roca "El zorro" Su probada astucia polĂtica y militar.
Justo José de Urquiza "El tigre de Montiel" Su destreza e influencia al mando de sus tropas.
Lisandro de la Torre "Gato amarillo" Su pelo rubio, combinado con su mal carĂĄcter.
Luis Såenz Peña "El pavo" La debilidad exhibida durante su breve presidencia.
Manuel Belgrano "Cotorrita" Estar siempre vestido de verde, su color predilecto.
Manuel Quintana "El maniquĂ" Su frase: "Es tiempo de ponerse los pantalones".
Marcelino Ugarte "El petiso orejudo" Sus picardĂas polĂticas lo asociaron al cĂ©lebre criminal.
Marcelo T. de Alvear "El pelado" Su caracterĂstica calvicie.
Marcos Paz "Buche" Sus mejillas flĂĄccidas, que se movĂan al hablar.
MarĂa Estela MartĂnez de PerĂłn "Isabelita" Un homenaje a su madrina, fallecida.
Mariano Moreno "El mulato" El color de su tez.
MartĂn Miguel de GĂŒemes "El gangoso" Un inocultable defecto en el habla.
Miguel Juårez Celman "El burrito cordobés" La ineficacia de su gestión presidencial.
NĂ©stor Kirchner "El pingĂŒino" Su procedencia patagĂłnica.
NicolĂĄs Avellaneda "Chingolo" El complejo que tenĂa por su baja estatura.
Pedro Aramburu "El vasco" Los orĂgenes euskeras de su apellido.
Pedro Pablo RamĂrez "Palito" Su extrema delgadez.
RamĂłn Castillo "El viejito" Su avanzada edad, al momento de ser presidente.
RaĂșl AlfonsĂn "El gallego" Los orĂgenes galaicos de su apellido.
RaĂșl Lastiri "El yerno" Estar casado con Norma LĂłpez Rega.
Roberto M. Ortiz "El gordo" Su cuerpo voluminoso.
Roque SĂĄenz Peña "Protocolo" Su excesivo apego a las formas y cortesĂas.
Salvador MarĂa del Carril "Lingote" Las polĂticas econĂłmicas y cambiarias que aplicĂł.
Victorino de la Plaza "El chino" Su ascendencia diaguita, evidenciada en la forma de sus pĂĄrpados.
La mayorĂa de estos son producto de la imaginaciĂłn popular, de la crĂtica social del pueblo o simplemente de humoradas salidas de una charla casual y que han prendido fĂ©rreamente en la identidad nacional. Otros parten de la intelectualidad y la crĂtica social elaborada por los medios de comunicaciĂłn masiva, principalmente en forma de revistas de humor polĂtico como lo fueron "El mosquito", "Caras y Caretas", "PBT", "TĂa Vicenta", "SatiricĂłn" o "Humor®".
Todos tenemos un apodo o segundo nombre (ya ni hablar del Nickname informĂĄtico porque ese lo elige uno mismo), el problema es que muchas veces usted lo desconoce. Nadie le va a avisar que lo llaman "El Gordo", "CabezĂłn", "Pelado" o miles de otros de uso cotidiano.
Digamos que el cariño se demuestra en la originalidad del mismo. Asà puede observarse que algunos hijos ,incluso, quieran apoderarse del sobrenombre del padre, por divertido u original.
Como sea, resulta mucho mejor tener un sobrenombre, agradable o no, antes que pasar desapercibido en la imaginaciĂłn popular.
Si le gustan los apodos y quiere rebautizar a algĂșn amigo o , ¿por quĂ© no?, enemigo le dejo esta direcciĂłn para que pase y elija libremente.
Taluego
Firma: Acuaman ("El Rey de los pescados")
Fuente: La Nueva, por Mariano Buren
Muy interesante.
ResponderEliminarA Menem, ademĂ s de Turco, le dicen cornudo.
A uno que trabaja en la fĂ brica, le dicen "Rama seca" (estĂ al pedo en la planta!).
A otro lo llaman "poĂŹto" (pollito) por "Cara`e poĂŹto que valĂčltimo" (tiene cara de triste)
En fin, nos divertimos con eso.
Saludos
Don Gaucho:
ResponderEliminarLo de Menem mĂĄs que un apodo es una realidad.
Usted que anda por ahĂ, no me diga que CĂłrdoba no es una usina de apodos Ășnica en el mundo. Seguramente debe tener muchos mĂĄs, pero si pasĂł por el enlace habrĂĄ visto el compendio de apodos que han armado los muchachos.
Una maravilla.
Le mando un abrazo
Que pena que solo conozco a Menem :-)
ResponderEliminarEscribe ud. con ingenio y soltura.
Bravo, Opin.
Noah
Doña Noah: El impresentable Menem se ha hecho mas famoso que el dulce de leche, pero por motivos opuestos.
ResponderEliminarGracias por los cumplidos, pronto los creeré y me convertiré en el ser mås insoportable (incluso mås que Menem)
Un abrazo