No hay tu tía

Créase o no , los remedios de la abuela tienen mucho que ver con tu tía. 
Cuando decimos que algo aparentemente no tiene posibilidad de arreglo o no lo podemos conseguir, es común que recurramos a una supuesta tía que no conocemos y que para mal de males no es la nuestra sino que es la del otro. Ahí es cuando nos sale el famoso “no hay tu tía”, declarándonos vencidos y sin la menor intención de atrevernos a luchar. 
Todo es en vano. “No hay tu tía”
Pero la frase que nace en alguna parte oculta de la noche de los tiempos, hace referencia en realidad a la atutía o tutía que aparecía en el Diccionario de la lengua castellana allá por 1770, y que se definia como «el hollín que se levanta de la fundición del cobre, y reducido a polvos o a ungüento sirve para varias medicinas, principalmente para enfermedades de los ojos». 
Atutía es una palabra procedente del árabe hispánico attutíyya (árabe clásico, tūtiyā, sánscrito, tuttha) y describía un ungüento o remedio.
En una casa de familia era el resultado del hollín que se juntaba en el verdadero centro social de  la mayoría de las casa de la gente común, es decir, en las chimeneas. 
En ese punto cálido y funcional se reunían las familias a cocinar y a comer. Cualquiera fuese el producto de la combustión, se le sumaban los diferentes efluvios de las comidas que se iban realizando, armando una especie de ungüento pastoso que se raspaba de la chimenea y que, hoy sabemos, contenía un beneficioso dióxido de cinc. Esa era la tutía o medicamento que se usaba para curar heridas, paspaduras y raspones.
En la medicina árabe la atutía se empleaba como remedio para las enfermedades oculares también y con el tiempo se la consideró una panacea, es decir, un remedio universal para todas las enfermedades; de ahí que se empleara indiscriminadamente para todo tipo de dolencias.
Cuando en la antiguas farmacias le decían a uno que «no hay atutía» querían decir que se había terminado el medicamento que el enfermo pedía. Hoy, lejos de aquel año 1770, el Diccionario de la RAE la vuelve a definir como un ungüento medicinal hecho con óxido de cinc, generalmente impurificado con otras sales metálicas. 
Como sea, cuando una cosa no tiene solución o no tiene remedio como en las farmacias, uno puede decir muy suelto de cuerpo que se ha quedado sin la hermana favorita de sus papás.

Taluego.


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