La vida eléctrica

Se imagina que un día de tormenta se corte el suministro de energía eléctrica en su casa y no lo restituyan nunca más. Que feíto no? El último corte de luz que me tocó me dí cuenta que en casa ya no hay radios a transistores y para enterarnos de que cuernos ocurría no nos salvó el celular con FM (caidas las celdas a la redonda) ni la radio que en la tablet, o en las pc me llegan vía Internet. Por lo mismo no había cable, ascensores, agua potable, luz, música, etc. etc. En poco tiempo ni siquiera se podía recargar la batería del celular o las compu ni subir agua al tanque. Uno empieza a sacarle el polvo a los pocos libros que le van quedando y se da cuenta que ni siquiera podría cargarle nafta al auto para escapar porque las bombas también funcionan a electricidad.
Claro que hace más de cien años no se hacían problema por nada de esto ya que la electricidad era una novedad que recién estaba alumbrando la ciudad. Pero la dependencia se ha hecho muy grande.
Y no es lo mismo que a usted lo atrapen en medio de una ciudad y viviendo con cien personas en su mismo edificio que en el medio del campo sin un alma a la redonda.
En ese caso es que usted se da cuenta que con unas gallinas, un trozo de tierra y alguna vaca o cerdo a mano, usted puede vivir con alegría alejado de la modernidad. Usted puede tomar el agua del aljive o del arroyo, hacer sus necesidades en medio de los yuyos y bañarse en medio de la lluvia o con agua calentada en un caldero a leña. Trate de hacer eso en medio de la ciudad y tendrá una de las mejores películas distópicas de la década con asesinatos y todo.


Hoy el vivir conectado es una dependencia como la de una droga, lo que pasa es que mientras no falte, usted no se dará cuenta que cada día que pasa puede vivir menos sin ella. Lo atacará un síndrome de abstinencia nunca antes pensado y muy difícil de tratar.
La vida en sociedad tiene deficiencias salvables, pero el volver al Londres de 1830 no está en los planes de nadie. No habría tomógrafos a leña, ni máquina de diálisis a carbón, usted volvería a tener una expectativa de vida no mayor a los 40 años.
De allí que muchos intenten recurrir a la energía eólica o solar, mientras otros intentan volver a sus orígenes naturales.
Yo preferiría irme a vivir al campo, intentar utilizar lo menos posible de energía eléctrica y reconectarme con el planeta.
Porque la naturaleza es nuestra mejor red social, mejor incluso que el Facebook o este miserable blog armado en su totalidad con bits reciclados.

Taluego.

2 comentarios:

  1. Cuando yo naci . no había televisión , en mi casa no había gas , tenían fogones para cocinar...si había luz...Y habia un hermoso fondo con plantas , higueras , un laurel , parra ...y gallinero....de verdad era una vida refeliz...Pero cómo usted dice , no se si renunciaríamos a todo lo logrado...si me encantaría vivir en el campo , aunque sea en una quinta , con luz tal vez por panel solar , sinó ¿ cómo haría para venir a visitarlo y esperar que me visite ? abracito amigo....

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    1. En casa cuando nací recién llegaba la televisión, el gallinero estaba en el fondo, la bomba de agua era manual y si, había electricidad pero la calefacción era a kerosene y cuando se cortaba la luz era lo mismo que usábamos para el sol de noche.
      Me encantó vivir un tempo en e interior y ver como usaban el piso de ladrillo, la luz del sol y la cocina económica para que sus vidas fueran mucho más prácticas, libres y divertidas.

      Cariños.

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